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19 de junio de 2008

Disculpe, don

Discúlpeme, don Leonardo… es que esta mañana me enteré de su línea de pensamiento y no quedé conforme. Lo peor es que, tal vez, sí quedé conforme pero quisiera estar en desacuerdo y no me sale.

¿Qué es eso de dejar las cosas a mitad de camino? Es que si lo hace usted, ¿cúantos sentirán que tienen el mismo permiso? Hay que ser más responsable, fíjese que toda la humanidad lo admira y si lo llegaran a imitar nos perderíamos buena parte de lo que sus influenciados hubieran aportado.

Se rumorea que usted opina que una buena obra de arte, una vez que fue concebida y en su cabeza se considera completamente realizable, prescinde de la obligatoriedad de ser realizada. El arte consiste puramente en el proceso creativo, por lo que la etapa ejecucional demanda un tiempo y unas energías que son incompatibles con el espíritu creativo del artista. Ni siquiera es tarea del artista.

Hemos escuchado sabios de esquina arguyendo que una obra consiste en un diez por ciento de inspiración y un noventa por ciento de transpiración. O es cierto o alguien está tratando de recordar sin culpa al período en que al artista no se le ocurre nada y se entrega mansamente a pulir lo que alguna vez brilló en su imaginación.

Yo le confieso, y no me crea un atrevido que se quiere comparar con usted, que mis manos han sido a la vez moldeadoras del arte nacido en mi mente e impedimento para que el mismo luciera tal como lo veo cuando vuelvo a cerrar los ojos. Un nexo motriz incompetente con las exigencias de mis sueños. ¿Un estímulo que conduce a elevar el esfuerzo o una promesa de frustración?

Permítame por quince segundos, don Leonardo, recrear en mi interior la voz de Elvis. Imito “Love me tender” con tal perfección que el mismo Presley confundiría su propio canto con mi actuación. Durante los siguientes quince segundos recrearé un fragmento de la misma versión, pero esta vez cederé a la impureza de ejecutar aquella obra de arte que en mi mente era nada más que idéntica a la original.

No quiero escuchar sus quejas, insisto en que mi imitación fue perfecta, tal vez usted no lo haya notado por causa de mi ejecución, que fue francamente deplorable. Plantéeme, si desea, el dilema de los límites físicos alrededor de la creatividad virgen, pero no derroque mi imitación de Elvis que fue insuperable, a excepción de su ejecución… que ni siquiera era obligación mía.

Probablemente con igual criterio, su máquina para volar era más avanzada que un helicóptero de estos días pero sus bocetos recuerden al interior de una máquina manual de picar carne. O su Mona Lisa era una dama en plena crisis de nervios a quien Munch intentó, cuatro siglos después, terminarla desesfumándole las comisuras flemáticas en dramáticos trazos de luz.

Mire, don Leonardo, las cosas hay que terminarlas para no que no las anule la falta de testigos, como a la flor del cuento del exitoso mediocre Prelles. No me haga creer que aquel ciruja sentado en el cordón de la vereda es, en realidad, un artista prestigioso que no sucumbió a la egolatría de pasar su obra por el peaje de su cuerpo… ni siquiera la corrompió dictándosela al más talentoso de los ejecutores. Sólo se limitó a afilar su cuchillo casero contra la piedra por horas, pero todos sabemos que es el artista más magistral que jamás haya arrojado la historia del arte universal. Probablemente.

Anímese, don Leonardo, no deje que los críticos lo juzguen de holgazán. Vea cuánto éxito acaricia Mark Kostabi con sus múltiples estilos. Aprenda arte de los verdaderos triunfadores. Prepárese una cena más que ésa no pudo ser la última. Yo le prometo que, tanto como esté a mi alcance, me voy a encargar de que se dejen de decodificarlo de una buena vez.

33 comentarios:

Claudia Sánchez dijo...

No,no,no,no.
Se olvida usted acaso que parte del encanto del arte reside en la posibilidad de hacer múltiples decodificaciones, en las que nosotros, pequeños e insignificantes mortales, nos regodeamos una y otra vez, y cada vez podemos, inclusive, cambiarle los códigos que otrora le hayamos puesto? Siempre dependerá de los lentes que luzcamos en cada ocasión. No me venga a decodificar ni a explicar nada. Puede que su intención sea buena. Pero prefiero hacer mis propias interpretaciones.
Y esta obra, que ha tardado en salir a la luz, me ha encantado. Y no me tire abajo mis propias elucubraciones al respecto. Que me guardaré para mí, por supuesto.
Saludos,

Daniel Os dijo...

Elucubrar puede para algunas mentes, sin duda que la tuya Claudia, ser una manifestación artística. No para todas, conjeturadores sin respaldo: abstenerse de subirse al podio.

Me pregunto entonces, si alguien decidiera plasmar su espepculación en obra, ¿sería una pintura? ¿una escultura? No consigo visualizarlas, pero sí un libro.

Ojalá algo menos subestimante que las propuestas de Dan Brown.

D.

Adriana Lara dijo...

a mí mis propias obras de arte me salen tan bien que yo me compraría mis propios libros si me los publicaran.
(Leonardo estaría de acuerdo contigo, amigo Daniel Os)
Congratulations por el nuevo post. Horadamos la piedra, al parecer.
Beso
Adri.

Andrés dijo...

Mire, don Os.
La excepción a la regla tal vez sea el mismo Leonardo.-
La Última Cena le llevó tanto tiempo y causó tanto terror entre los pobres monjes, que tenía que quedar perfecta, y así fue... y después viene un puto hongo... y al carajo la obra.

Pero antes Leonardo también diseñó una picadora de vacas enteras. Que salió para el carajo, claro.

E hizo una casa de polenta (dulce) para Ludovico Sforza, para su boda con Beatriz D'Este. Los asistentes al bodorrio pasarían por las puertas de la torta, se sentarían en taburetes de torta frente a mesas de torta y, por supuesto comerían torta. Pero claro... tardó días en hacerlo. Y la noche anterior, hubo una invasión de ratas (que no eran Mickey, sino unos bichos grandes como perros) y de aves... y a la mierda la torta.

Por culpa de este.... ejem... incidente, Ludovico mandó a Leonardo a cagar, que en italiano se dice "ir al convento de Santa María delle Grazie".

Y por eso se pegó dos años rompiéndole las bolas a los monjes y pintó la Ultima Cena...
O sea, que si no fuera por la cagada de la torta gigante... no hubiera acontecido la Ultima Cena.

Asíe no sea irrepetuoso, don Os. Y dejelo a Leonardo en paz, que a veces dejar las cosas inconclusas no está nada mal.

Pesadillas de Papel dijo...

Oh, el arte, el arte... El arte es el único medio que nos acerca más a Dios.

Es mi primera vez por acá. Me ha gustado leerlos.

Saludos.-

Daniel Os dijo...

Gracias, Andrés, por tus datos históricos. Y por tu estilo desenfadado de acercárnoslo.
Del período Sforza prefiero quedarme con el caballo de bronce, que aunque fue de barro y de breve existencia, su simbolismo nos acompaña hasta hoy.
Estoy de acuerdo con dejar a Leonardo en paz, juntemos firmas y que lo haga el mismísimo amigo Brown.

Daniel Os dijo...

Amigo Ricardo, bienvenido a casa y espero poder seguir generando tu curiosidad por visitarme.
Me gustaría dar mi punto sobre tu comentario. Imagino que los creyentes sentirán otras vías de acercamiento a su Creador, tal vez con ellos te cueste sostener tu teoría.
También, imagino un admirador fanatizado de Black Sabbath cuestionándote si su objeto de culto no es arte o no se acerca al diablo.
Comparto contigo en que el arte, puede movilizarnos a estados superiores de la mente… que cada uno lo coloree como su fe insista.

Daniel Os dijo...

Yo también compraría, Adriana, tus libros. Si tan sólo supiéramos qué editorial está menos preocupada por su finanzas que por la buena literatura, pronto daríamos con la coherente realidad de librerías exhibiendo más góndolas con tus libros que con los de Paulo Coelho.

Steki dijo...

Dany, yo quiero que me cantes Love me tender!!!!!!! Jajaja!
Excelente post y me alegra que estés de vuelta.
Buena señal.
BACI, STEKI.

Daniel Os dijo...

¿Que yo estoy de vuelta? Creo que apenas de ida.
Mejor te canto, Steki… dejo de tipear esta respuesta y me pongo a cantarte.

Claudia Sánchez dijo...

Sí Dany... se me nota lo vetusto no?
Dice la RAE, en su 3° acepción: elucubrar. (Del lat. elucubrāre) desus. Trabajar velando y con aplicación e intensidad en obras de ingenio.
Ahora, cuál es tu especulación? Bueno, en realidad poco importa. Cualquiera que fuera, coincido en que la que mejor podría reflejarte y redituarte sería el libro.
Besos,

Daniel Os dijo...

Mi especulación, ya que poco importa y este es el hábitat natural de ese tipo de reflexiones, es que una obra de arte es la ejecutada.

Lo previo es el ingenio, la creatividad, el chispazo de genio artístico, lo que sin duda hace de un tipo normal un artista. Pero eso no es la obra, la obra es haber trabajado en la ocurrencia y entrenar el cuerpo y la mente para que, a pesar de distar del sueño del artista, el resultado sea reconocido como obra de arte para la comunidad crítica.

Habiendo pasos intermedios (borradores, bocetos, demos, etc.), en un artista consecuente con su aspiración, doy pocos permisos para la obra no ejecutada.

Algunos de esos pocos permisos son lecciones de arte llamadas obras inconclusas.

D.

Caro Moreno dijo...

Lo más importante, lo más simple queda afuera de lo complejo o forma parte de ello sin que nos demos cuenta.

me quedé pensando en el nombre de tu blog...

Muy lindo

Daniel Os dijo...

Como en todo, Caro. Uno no elige su nombre… las circunstancias lo nombran a uno.
Este blog no podía llamarse de otra forma. A uno lo visitan textos todo el día y las limitaciones exponen sólo lo que acá ves… sospecho que lo más importante se quedó afuera.
Gracias por visitarme, espero tenerte seguido.
D.

Recomenzar dijo...

Muy interesante la manera que escribes y ves la vida a través de las palabras..................

Daniel Os dijo...

Gracias, Mi Despertar… sólo lo hago por la vanidad de cosechar comentarios halagüeños como el tuyo.
D.

Anónimo dijo...

Luego de enviar tres comentarios fallidos,espero que este llegue,de todos modos no es mi ultimo intento.
Sorpendente su obra Daniel,ya lo estaba juzgando de holgazán y renace con fuerza,con talento,con maestría...Ud.,tiene un Don que no le pertenece ya,es de nosotros sus lectores...basta de ausencias,necesitamos de su presencia constante.felicitaciones.
Alba

Daniel Os dijo...

Mundo: ¡¡¡Conozcan a Alba!!!

La varita mágica hecha mujer. Un ser capaz de tomar a un explorador introspectivo y convertirlo en aspirante de escritor.

Aquellos que disfrutan de mi blog, por favor agradézcanle todo a ella. Aquellos que se quedaron con sinsabores, comprendan que a su magia la intersectamos con mi inexperiencia.

Un beso enorme, Albañila. Tu paso por este blog me honra, y no son sólo palabras bonitas. Prometo seguir tus recomendaciones.

Te propongo un pacto: no me faltes y no te faltaré.

D.

Anónimo dijo...

No es para tanto maestro...Ud.,es el ser m�s dulce,sensible y talentoso que he conocido en mi vida.Sepa que jam�s le faltar�...pero no deje nunca de escribir...todavia espero la novela...

Daniel Os dijo...

Deje nomás que termine de aprender a caminar y me dedico a aprender a volar.

Adriana Lara dijo...

respondo a su comentario en mi blog:
No se sorprenda de que eso suceda, amigo, yo soy muy polifacética, y recuerde que estoy loca y con certificados médicos avalándolo.
Beso.
Adri.

VAE VICTIS...!!! dijo...

Daniel Os:
Muy muy inetresante post, impecable el relato, una solo cosa con esto de las obras y los artistas: yo lo dejaria en un 50 y 50, no te parece?
un abrazo
vae

Daniel Os dijo...

¿Cómo 50% y 50%?
Juéguesela, maestro...

María dijo...

Ahora sí.

En primer lugar, creo que es oportuno destacar el acierto de utilizar la opción de comentarios en ventana aparte. En posteos que tienen esta extensión, permite una mayor consubstanciación con el texto que se ha dado en comentar.

Digo, salvo que el autor pretenda que el lector se despoje de los efectos del puntapié inicial y profundice en el terreno de la "inter"pretación, cada vez más dentro de su propia "inter"ioridad -o que sólo pase a saludar-.

Después, me quedo con dos líneas de pensamiento que, allá en el horizonte, son una sola.

Por un lado, aquella dualidad platónica entre la banalidad de lo real y el campo paradisíaco de las ideas.
Por otro, la cuestión (fundamental en el Arte) de la distancia equidistante entre la concepción y la realización.

Me acuerdo de algún maestro (no quisiera equivocarme, creo que fue Rocambole, a quien tuve el gusto de torturar con un par de líneas mías, en una breve semirrecta de tiempo fuera del tiempo) que decía que se dibuja con la cabeza, no con las manos; que si un artista cabal pierde su mano derecha, eso no menoscabará la obra que podría realizar con la izquierda, con la boca, con los pies.

Y si no fue Rocambole quien lo dijo en una fugaz visita por el Fin del mundo, pues, debería haber sido.
En definitiva, es eso lo importante.

La cuestión es que, si lo fundamental es la mente o, más bien, la concepción de la idea, pues será secundario quién ponga las manos en la batea; el mismo autor, el aprendiz, el sodero...

Podría argumentarse lo contrario, pero este punto de vista me da buena tela para justificar la propia torpeza.

Digo, con procurar mantener las manos en los bolsillos, me alcanza para garantizar que las más bellas líneas son las que aún estoy pensando.
...

Un orgullo tenerlo entre mis links.

Daniel Os dijo...

Un inmenso orgullo ser un link de sus links. Y una inmensa tranquilidad me contagia su postura.

Ahora sospecho que no tengo problemas de motricidad, y que las incompetencias de mis intentos son genéticamente superiores a mis capacidades de realización.

Sé que mi madre no está leyendo este blog, puedo culparla sin culpa.

D.

Claudia Sánchez dijo...

Vea amigo Daniel... (Ja! te asustaste eh?).
La costumbre que tiene uno de "echarle la culpa a los padres", en principio debería ser desterrada, ya que no se trata de culpabilidades, (aplicables a todo lo que esté relacionado a herencia, educación y crianza) sino de responsabilidades. Y en este caso, puede ser que tu madre haya sido la responsable de haberte dado el corazón más grande que el cerebro, y unas manazas más acordes con quien siembra un jardín de rosas para regalarle a su amada, que con quien trabaja arduamente cargando números en una computadora. Qué grande la vieja!
Por otro lado, no te preocupes, mi madre no sabe siquiera que es un blog. Y lo feliz que vive! Ella y yo.
Besotes,

Daniel Os dijo...

¿Cómo compadecerse de las generaciones predecesoras por desconocer las bondades, y la existencia misma, de un blog?
¿Cómo compadecerse de algunos representantes de mi generación, que tampoco lo sabemos?
D.

María dijo...

Modesto Daniel, hágales pagar peaje a sus obras de una buena vez y mándele cariños a su madre.

Daniel Os dijo...

De eso se trata…
por modestos talentos no me da pa'l peaje.

De parte de la vieja, gracias igualmente.

D.

Claudia Sánchez dijo...

Bueno, a ver... pasó una semana exactametne desde el último comentario... no pretenderá usted que volvamos a torturarlo para obtener de usted un nuevo post no? porque si así fuera, sabe perfectamente que junto a un par o dos y lo volvemos loco en un tris.
Si ya arrancó nuevamente la máquina... no la deje enfriar Don Dan.
Besos,

María dijo...

¿El número de influenciados podría ser un parámetro para evaluar la calidad de un artista?

Digo, porque hay algunos que andan por ahí, meta influenciar... pero de calidad ¡ni pío!

Saludos,

María dijo...

Eso, eso.
Mándese un sfumatto Don Leonardo, acá, para la muchachada.
Qué le cuesta...

(Mientras intento acordarme qué dije en el mensaje anterior que pasó por las tijeras del Censor.)

Saludos,

Recomenzar dijo...

Hola tanto tiempo, te leo y sonrío y te deseo buen sábado con vos y nosotros

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