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13 de diciembre de 2011

Maleducado (Parte II)

Hablábamos de Lennon en su defensa por los derechos civiles y mi querida Miralú viene y me despierta una vieja molestia acerca de la desigualdad de géneros.

Lo común es que un muchachito ya en la escuela sea llamado señor, en cambio una mujer debe pasar por el proceso de casarse, obtener algún diploma o cumplir muchos años para dejar de ser señorita. Luego de cientos de batallas ganadas en Occidente, todavía el señorazgo no es una atribución inherente a la mujer… a menos que se la gane. Y una de las formas de ganárselo es la de “pertenecer” a un señor.

Pero, si no fuéramos suficientemente medievales, un hombre al casarse obtiene el título de marido, mientras que la novia pasa a ser mujer… “la mujer de”, entonces su marido puede proclamar orgulloso “estas son mis veinte cabras, estos mis tres camellos y esta mi mujer”. Finalmente la casada es mujer, ¿qué era entonces antes de casarse? ¿Por qué los sinónimos de esposa no son los primeros en ser elegidos?

Declaro mi intención de derogar el uso de la palabra señorita, que se divulgue que esa palabra filtra una sutil carga discriminatoria, que las mujeres sean llamadas señoras desde su infancia y que los jueces de paz cierren sus actos pronunciando “Los declaro marido y esposa”… o la combinación de equivalentes que prefiera.

Estemos atentos a las normas sociales e idiomáticas vigentes, ni para transgredirlas por placer ni para obedecerlas mansamente. Simplemente para no correr el riesgo de heredar y transmitir una educación defectuosa… para no ser tan maleducados.



14 comentarios:

Jorge Arbenz dijo...

La Francia jacobina, cuna de las repúblicas, la ha derogado oficialmente. Vive la France!

Daniel Os dijo...

Liberté, égalité, fraternité… mi querido Jorge.
D.

miralunas dijo...

mire lo que le he hecho hacer para suerte de mi alma y que me llame "mi querida Miralú", que me encanta!
adhiero a casi todo, arty querido. solo que mi propuesta de fórmula es: "los declaro dos personas en libre unión conyugal" o "los declaro #marido y marida#; #marida y marida# o bien #marido y marido#"
es que le tengo otra cosita: esposo es cónyuge y ya. pero esposa es también ese precinto métalico o de otro cualquier material resistente, con que la yuta lo pone a usté en gayola, me entiende? y sí. hay tanto para decir..., porque aunque chaly en el tauromático le ponga toda la onda, aun las mujeres somos en incontables lugares y "hogares" el negro del mundo, la esclava del esclavo. y no.no lo digo en el lugar de la victima, sino en el del atento testigo.
salute, querido y que muera Lennon!

Maga h dijo...

Vamos andando, digamos que bastante bien, hay conciencia del tema, pero falta, falta muuucho aún.

Besos de esos enormes y me quedo con Lennon.

Daniel Os dijo...

Qué bueno cuando tener que resolver un pequeño laberinto dialéctico sea todo el problema, mi querida Miralú, aunque si logramos evolucionar tanto como civilización, seguramente no necesitaremos de un trámite burocrático para avalar la legitimidad de un amor.

Pueden decir que soy un soñador… pero no soy el único. ¡Muera Lennon!
D.

Daniel Os dijo...

El camino está trazado, Magah, pero apenas arrancamos. "Un viaje de miles de millas comienza con un simple paso". (Sun Tzu)

Un beso grande,
D.

MONDO FRANKO dijo...

Esrimado maestro Os:
Yo opino que desde la antiguedad se nos ha pedido que vayamos a cazar al bufalo y la mujer se convierte en "la mujer del que caza el bufalo". "Anda a cazar al bufalo que no hay que comer, Roberto" Y Roberto iba a liarse a piñas con el feroz animal. Creo que el titulo de señor lo ligamos por ser el "proveedor" titulo que conlleva el jugarse la vida contra el bufalo. Que se yo... Abrazo

soylauraO dijo...

Uy que todo esto de las etiquetas me joroba. Yo no quiero ser señora xq elegí la tarea de ser compañera, ¿cómo voy a jurar amar por obligación contractual contra viento y marea? ¿ cómo podría mentir jurando que nos obligaremos a no crecer y mantenernos en statu quo encadenados hasta que la muerte nos separe?
Yo quiero que la vida nos junte hoy, cada ahora por voluntad propia; xq a partir del contrato estaremos los dos en el océano tratando de flotar; bastará con que uno se asuste o se distraiga o se resista, para que ambos sientan la carga del otro y quien no reaccione y le ponga todo de sí, arrastrará al socio al ahogo.
Bendita la voluntad de partes, propongo el concepto Compañeros.
http://enfugayremolino.blogspot.com/

Chaly Vera dijo...

Estoy de acuerdo en llamarlas señoras a todas en general. Pues en el siglo pasado las llamaban señoritas en el entendido que eran virgenes. A las solteronas tambien las llamaban señoritas, por mas viejas que sean.
Por aca, cuando a alguna la llamo señora, ella me corrige indicandome que sigue soltera.
Si ellas no se entienden, imposible es la tarea para nosotros.
abrazos

Marcelo dijo...

No lo había pensado. Que un juez tenga que declararlas "mujer" es terrible. Y antes qué eran? Siempre me voy pensando de este blog, che.

Daniel Os dijo...

Eran tiempos en que a la persona más débil físicamente se le asignaban tareas a su alcance, Pablo, como encargarse de que no se apagara el fuego mientras es macho llegaba su caza sobre los hombros. Ya en esa época la hembra humana se encargaba de alimentar y educar a su cría y, a mi criterio, ya era suficiente mérito para ser llamada señora.

Los tiempos se han sofisticado, algunos machos disfrutamos ser guardianes del fuego y podemos llegar a sucumbir al coraje de una hembra alfa.

Un abrazo primitivo,
D.

Daniel Os dijo...

Bendita la unión espontánea, Laura, sin más ligaduras ni compromiso que el deseo mutuo. Nuestro sistema legal todavía trae recuerdos del Derecho Romano… nuestra civilización toma cada vez más distancia.

Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Es que la forma discriminatoria de la palabra señorita, Chaly, se asienta entre las mujeres aceptándola con naturalidad, del mismo modo que los pobres no pasean los sábados por las calles de los ricos, los judíos no se alistan en el ejército del país del que son ciudadanos (excepto Israel), o el inculto baja la mirada cuando el políglota fanfarronea.

Bien ha aprendido el discriminado a serlo, estamos en un equilibrio que me subleva.

Un abrazo,
D.

Daniel Os dijo...

Celebro el efecto secundario, Marcelo, muchas gracias por enrostrármelo.

Un abrazo,
D.

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