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2 de febrero de 2010

Historia de un Grande

A los efectos de esta anécdota lo voy a llamar Ernesto, más que nada porque su nombre real suena parecido y no deseo ensuciar el buen honor de quien hoy es un hombre de provecho para la sociedad, rodeado de esposa y niños a quienes recomienda conductas cívicas de las que en mi compañía se ha privado.

Yo acababa de ser admitido en la Academia de Arte, él ya estaba cursando tercer año de Historia y Filosofía y ambas facultades andaban por el mismo barrio, de modo que nos cruzábamos con frecuencia por bibliotecas y escondrijos de dudosa virtud. Después de varias semanas de saludarnos de vista comenzamos a conversar y a los pocos meses decidimos unir nuestros presupuestos de estudiantes al de otros personajes de similar condición y nos alquilamos un bonito duplex al que excedimos en habitantes por sobre el máximo sugerido por las autoridades municipales.

Creo que todavía me acuerdo cómo nos repartíamos: en la planta baja estaba Ana, no me pregunten qué estudiaba, la única señorita de la sociedad, a la vez la figura más presentable. Rápidamente fue ungida vocera del grupo frente al dueño del duplex y a la Comisión de Vecinos. En la habitación pequeña de esa misma planta se instaló Dave, estudiante de Robótica Industrial, y nada más correcto que decir "se instaló" ya que raramente abandonaba su habitación y, cuando lo hacía era tembloroso y tartamudeando pedidos de silencio… que, aunque tardíamente, llegaban.

Escaleras arriba nos distribuimos Ernesto, el Loro y yo. Destaco, por si no fue suficientemente notorio el detalle, del Loro no aclaro qué estudiaba… era común verlo caminar por los pasillos de la universidad, en la cafetería y en las fotocopiadoras, sin embargo me atrevo a afirmar que en las oficinas no existe registro de su paso por el establecimiento.

Por sorteo mi habitación fue la del ático y aunque para esos tiempos me asignaba aires de bohemia, debo admitir que a mis caballetes de pintura, mi tablero de dibujo y mi batería de cinco piezas le correspondían mejor espacio e iluminación que a los libros de Ernesto, que no le requerían más que una mesita donde apilarlos, leer y escribir. Sin embargo a él le tocó la habitación grande y eso no ha sido jamás motivo de disputa. Sí en cambio lo han sido los incontables puntos de incompatibilidad que surgieron cuando comenzamos a conocernos mejor. Él tomaba mate, yo cerveza. Él escuchaba música clásica, yo rock. Él era fanático del fútbol, yo lo despreciaba. Él apreciaba el silencio, yo era adicto a la vida social. Sin entrar en pormenores, él y yo opinábamos irreconciliablemente antagónico en temas políticos, multiplicado por todo el furor que los adolescentes le imprimen al debate. Así y todo, quién sabe porqué… la relación era buena. Creo en realidad que nos unía la vida, lo demás eran pavadas.

Sin embargo de estas controversias frecuentemente proseguía la represalia inmadura; salar el mate del erudito, cortarle el suministro de agua caliente en plena ducha, falsificar en la fotocopiadora memos con adelantos de fechas de exámenes para que se presentara tres días antes, o inventarle rumores universitarios inverosímiles (la hija del decano participó en varias películas porno) con el fin de que los creyera y luego pasara vergüenza compartiéndolos con almas menos cándidas.

Creo que no llegamos a convivir tres años, aunque fueron tan intensos que me sientan como si me hubieran durado toda la carrera. De Ana y Dave jamás me preocupé en volver a saber algo. Con el Loro seguimos mucho tiempo en contacto y una vez me confesó que, como canallada, estaba compilando en texto los abusos que cometimos contra Ernesto bajo el título de "Historia de un Grande". Detallaba sin piedad los tropiezos a que fue cruelmente empujado, pero existía en esas letras un claro trasfondo de cariño y una enorme admiración por el estudiante de Historia y Filosofía. Ernesto, entendiendo el tenor jocoso del homenaje, como desquite escribió un extenso cuento que llamó "Diario de un dúo al que se le negó la mente", en que me llevo el magro honor de ser uno de los protagonistas.

Casi sin querer, de un trío perfectamente inconexo comenzó una afición común por escribir. Al Loro le perdí el rastro cuando se calzó una mochila en la espalda y se perdió por Brasil. De Ernesto y de la relación revanchista me hastié y, cuando abandoné la ciudad para hacer mi posgrado, saqué mi mobiliario artístico y no volví más ni por el duplex ni por su vida. Lo imaginé de novio o hasta casado con Ana… no se prestaban mucha atención pero los imaginaba juntos.

Hace tres años nos volvimos a encontrar. Ernesto ya es el profesional que entonces prometía ser, está instalado en las afueras de Londres y también sigue escribiendo. Se casó pero no con Ana. Publicó en España un libro para niños que habla de una princesa que olía mal… al enterarme omití mi opinión porque el tiempo ha enfriado la vieja confianza y algo de urbanidad adquirí con los años.

Fue natural que, al revivir la relación, comenzáramos a intercambiarnos cuentos y relatos más actuales. Leer los de él es una tortura… tal vez él opine lo mismo de los míos. Los suyos transitan todas las formas posibles del mal gusto, con detallada información escatológica, incestuosa y de perversiones de distinta índole que me las presenta como relatos humorísticos. En varios cuentos, sus hijos, su esposa, el Loro y yo somos partícipes de unas danzas inmorales que desquiciarían hasta al Marqués de Sade y a Leopold von Sacher-Masoch juntos.

Ayer Ernesto me mandó un e-mail contándome que su princesa aún no lleva vendido ni un ejemplar y que no deja de participar en tanto concurso literario como se entera que existe, aunque jamás gana ni un apretón de manos. Adjuntaba un documento Word que contenía el cuento "Mi Gatito" donde narra el destino que le hizo correr a su mascota luego de enterarse que su padre se excita con los animales domésticos.

Hubiera preferido no mentirle, pero le dije que su cuento es genial, que el negocio editorial es una mafia que protege a unos pocos autores famosos y que esos concursos están todos arreglados…

Algunas cosas han cambiado. A mi batería le puse silenciadores, casi nunca bebo, mis horarios son decentes y ya no disfruto los contratiempos de mi querido Ernesto.






28 comentarios:

"ERNESTO" dijo...

¡Leerte ha sido una tortura, amigo del alma! Me salva que me cambiaste un poco el nombre pero ya me empezaste a camorrear como cuando éramos pendejos. Si me abro el blog que tanto me pedís lo primero que cuento va a ser del día que asamos pechugas de pollo en tus platillos o cuando vaciamos tu ropero y te dejamos unas remeras de Ana y fuiste a clase con un Hello Kitty bien entallado.
Hermano, cómo se te extraña pero cómo hinchás las pelotas. Yo ya estoy todo pelado y vos con esos pelos pintados y parados. Qué lindos recuerdos de ese dúplex, lo volvería a hacer todo de nuevo pero con una condición: sin vos.
¡Un abrazo, troesma!

"Ernesto"

antonia obiol y corcoll dijo...

Despues de esta historia no resulta dificil entender de que olla vienen - la coca cola y el vino espumante, Melipage y otras cocinadas en ese horno mezcla de bodega y carniceria...

AOC©

Maga h dijo...

Maestro Os!!
Que decirle, me encanta leerlo, con Ernesto o sin él. Buen relato.

Ahora, y viniendo de la respuesta que me dejó en el post anterior, le digo gracias, no solo por ella y el número que me ha tirado, al cual ya salgo a jugarle, sino por que me ha calado hondo eso de que cuida muy bien sus ilusiones.
Es una linda verdad para un día como hoy.
Voy detrás suyo haciendo fuerza por su libro, dejeme sentir esa ilusión de que es posible, usted ocupese de cuidarla, que parece que bien lo hace, mientras yo intento aprender a hacerlo.

Un gran abrazo!

Daniel Os dijo...

¡Qué puedo decirte ”Ernestito”…! ¿Que disfruté torturándote o que te pido disculpas? En ambos casos mencionarías a mi madre y le evitaré el trámite de defender su integridad. ¿Así que fuiste vos el que me quemó los platillos?

Tantos años convencido de que fue el Loro… taquetetiró…
D.

Daniel Os dijo...

También con tu rodado acompañante, queridísima Antonita, hemos sabido perpetrar absurdos, cosechar anécdotas e intecambiar conceptos que, de no haber mediado el afeto, su cosencuencia natural habría sido arrojar el guante.

¡Cómo se extraña a los que han deseado alguna vez romperme la cara!
D.

Daniel Os dijo...

Oiga, Magah, si saca algo con ese número vamo y vamo… mire que sería la primera vez que me saco algo, hasta puedo regalarle la autoría de esa frase sobre el cuidado de las ilusiones. En todo caso, de aprendizajes también me llevé algo por su barrio virtual. Eso de que los sueños se cumplen es profundamente motivador.

Todo indica lo contrario, pero ojalá que no estemos tan equivocados,
D.

Maga h dijo...

Mire, la primera vez que gané en el casino en la ruleta fué poniéndole fuerte al 33. En primer grado me gané un jueguito de té, y la única vez que gané una rifa, me gané un auto con el número 96.
No soy jugadora...tal vez un poco bruja.

Pero, ¿Yo hablé de que los sueños se cumplen en mi barrio virtual?... no me crea maestro, no haga caso y siga sudando la camiseta para sacar su libro quiere?

VAE VICTIS...!!! dijo...

Hola Danielito !!!
Te queda lindo el pelito así, critican de envidia nomas !!!
Yo tambien tengo un ex-amigo pero este se llama Nestor, no el K. le cambiaste el nombre para darle una dadivosa importancia ? digo como alguien escribio a titulo de que es importante llamarse Ernesto jeje.
Muy buena la caracterizacion de este muchacho,a todos nos han descripto, algunas ilustraciones mas o menos buenas y a otros no tan agraciadas jajaja.
Un abrazo grande
de un amigo que te ADMIRA !!!
VAE

Daniel Os dijo...

A seguir con lo mío entonces, Magah… ya me estaba gustando esto de que una bruja me diga dónde poner las fichitas… a seguir trabajando nomás, que de esa forma las ilusiones se convierten en hechos.
D.

Daniel Os dijo...

Créame, amigo Vae, que el seudónimo Ernesto viene del nombre real de mi amigo (similar al del suyo, no el K.) y que la importancia de su nombre es involuntariamente coincidente con el de la novela de Oscar Wilde.

Lo que no tiene nombre son las irresponsabilidades que hemos vivido, pero veo que al menos a él el tiempo lo ha convertido en todo un caballero.

Vea Vae… habiendo tanto para admirar… ¿está seguro de que no quiere pegarle otro vistazo al menú?

Muchas gracias, un fuerte abrazo.
D.

Anónimo dijo...

No chamigo, me planto en 7 y medio, soy muy indeciso pero una vez que me decidí lo sostengo y hasta dejo el cuero en la estaqueada si es necesario, Ud. es mi amigo admirado y punto.
Pensandolo bien esta bueno esto de elegir los afectos a la carta ¿ se podra hacer con las mujeres ??? tengo algunos recuerdos, no muchos pero suficientes para confeccionar un buen collage, los atributos de unas con las virtudes de otras, defectos excentos !!!
Me dejaste pensando...
Un abrazo
vae

Mercedes Pajarón dijo...

Te dejo un comentario para que sepas que Ernesto SÍ vendió un ejemplar. Adivina quién lo compró...

PD.- Un duda: ¿así, al mate no se le echa sal?

Daniel Os dijo...

Me he reído mucho, Vae, con lo de elegir afectos a la carta… creo que de alguna manera eso existe. La carta es la escuela, la oficina o el barrio y uno va desechando o incluyendo por olfato, va probando con quién se queda y si no se equivoca eligiendo, tiene asegurada una larga sobremesa con vinos y charlas eternos.

Eligiendo mujeres tal vez es más delicado el asunto, primero porque a veces nos entusiasmamos con el aspecto del menú y desdeñamos los valores nutritivos… pero la verdadera complicación reside en que creemos que elegimos, mientras que el poder del sí y el no viste de faldas (frase arrebatada de la lucidez de mi amigo Luis Eduardo, por seguir acercando gente al fogón).

Un abrazo enorme, amigazo. Gracias por todas las exageraciones que anda por ahí escribiendo de mí.
D.

Daniel Os dijo...

No me digas, Merceditas, que te compraste el libro de la princesa fétida… Te lo agradezco en nombre de mi amigo, y también en su nombre me excuso por lo que habrás leído.

Pobre Ernesto… el mate con sal deja daños irreversibles.
D.

VAE VICTIS...!!! dijo...

" nos entusiasmamos con el aspecto del menú y desdeñamos los valores nutritivos… " jajaja todavia me estoy riendo, me mató, siempre me pasa jajaja, buenisimo !!! tengo apenas 1,61 y peso 61 kg exactos y en bajante, te cuento que en mi familia no hay calvos, obesos ni fumadores pero tomadores...menos la presion y el 60 se toman todo, yo en cambio soy fumador y tomo una vez cada decada, eso si: ultra sin plomo de 97 octanos jejeje.
en cuanto a la verdad de la frase de este muchacho hay tambien una tercera posicion: a mí ahora me tienen con un " NI ". hasta en eso si seran jodidas las mujeres che !!!
otro abrazo
vae

Daniel Os dijo...

¿Jodidas? Son encantadoras, Vae… Si no fuera por ellas no seríamos poetas, generales, maestros ni nada más elevado que televidentes barbudos abandonados sobre un sofá aceitoso y dispuestos a hacerle a sus amigos bromas pesadas hasta bien entrada la edad adulta.

Somos primitivos… es lógico que un ser delicado e inteligente nos escudriñe con desconfianza antes de abandonar su soledad por la compañía de un ejemplar de nuestra especie.

¡Mozo! ¡Sirva tres "simplomo" y siéntese con nosotros!
D.

Sergio Vasilev dijo...

Luego de asistir a la narración de suceso reales y a la respuesta de Ernesto, no hay nada que agregar, más que dejarle mis repestuosos saludos.

MONDO FRANKO dijo...

Oiga: Me encantó su relato, llegué aquí creo que a través de Magah... hágame caso, sáquele los trapos a los parches de su batería que suene bien fuerte... Yo me pongo en Youtube a Jagger o a Springsteen o Iggy Pop que andan rondando y pasando los 60 y me digo... la vida es rockanroll. Vuelva a ese ático. Creo que aún nos falta tiempo para empezar a recordar y de última que nos recuerden los otros. Lo sigo.

Susi DelaTorre dijo...

Ha sido tan entretenido leerte...
que dudo haya quedado " lo importante " afuera.

¡Ingenioso y excelente escrito,como siempre, Daniel!


Un abrazo. No dejes de compartir...

Daniel Os dijo...

Agradezco el tinte respetuoso que le imprime a este ambiente que hemos casi envilecido de no ser los aportes femeninos, mi querido Tavo.

Siempre bien apreciados sus saludos,
D.

Daniel Os dijo...

Me hago cargo de que los tiempos del ático ya pasaron, Pablo, intentar recrearlos es un pasaje al desencanto sin boleto de vuelta. Por otro lado, mi tiempo es éste… con silenciadores en casa y aludes de decibeles en el estudio [+] donde fantaseo con los gigantes que me menciona, entre otros cientos, y alimento mi nervio soñador.

Me gustó mucho aquello de que falta tiempo para empezar a recordar, aunque la memoria de a ratos se dispara solita para el lado de los amigos lejanos. Por suerte me motivan más los proyectos que los anhelos… la vida es rockanroll, sí, y agréguele un toquecito de bandoneones .

Bienvenido por estos pagos, más aún si lo recomienda la amiga Magah.

Un abrazo grande,
D.

Daniel Os dijo...

Apenas un par de piezas de memoria recogidas de entre los desechos de las ajusticiadas, Lasosita… inevitable que algo quede afuera, no me extrañaría que una vez más haya sido lo más importante.

Seguiremos intentándolo… sepa disculpar.

Un afectuoso abrazo,
D.

Steki dijo...

Che, qué buen recuerdo. Me encantó que el primer comment haya sido el de Ernesto, jaja. Muy bueno, Dani, muy bueno.
Besote grande, amigo querido.
Ahhhh, y me encantó verlo a Vae! Beso para él también. Y bueno, para Ernesto también, jaja.

Daniel Os dijo...

A mí también me gustó mucho que "Ernesto" me haya dejado un comentario, Isa, y encima el primero.

Te cuento que el caballero había recibido este texto antes de que lo publicara… no esperando su aprobación, modificaciones o veto pero sí para tenerlo bajo aviso de que se lo estaba por mencionar. Podremos tener cierto nivel de crueldad pero también códigos.

Beso enorme,
D.

Maga h dijo...

Maestro Os!!
No he podido evitar venir hasta aquí a aplaudirlo por su comentrio.
Usted se está convirtiendo en mi filósofo de cabecera.
Aplausos para usted y gracias, son valiosas sus aprecicaciones , pero veremos si es posible una tregua o una bandera blanca entre estos dos personajes, parece que han nacido para otra cosa.
Abrazo enorme!

Daniel Os dijo...

¿No será demasiado lo de filósofo de cabecera, Magah? Apenas una conjetura de que el aroma de las rosas y el del ajo deben tener algún punto de intersección.

Seguimos atentamente esa novela en colaboración, veremos para qué nacieron esos personajes.

Muchas gracias por el cariño,
D.

Anónimo dijo...

aparte de estar re fuerte sos un hijo de puta y tambien inteligente..........buen candidato!!!
FLO

Daniel Os dijo...

Un despilfarro de adjetivos, señorita (le sospecho a su anonimato) Flo. Tengo certeza de no ser nada de todo eso y tampoco me interesa la política, de modo que me bajo de la candidatura.

Gracias,
D.

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