¡Paul Ha Muerto! { Parte III }

“De tanto que debiste transigir y llorar,

ahora deseas vivir y dejar morir.”

Paul McCartney

Un viernes como cualquier otro, a las diez de la mañana el escocés Iain McMillan pulsó el disparador de su cámara sin calcular que estaba tomando una de las fotos que luego sería de las más reproducidas del siglo veinte, ni que de ella se valdrían unos paranoicos que por todos lados encontraban pruebas de que Paul McCartney había muerto.

Poco tiempo después se estrenaba el álbum Abbey Road y Paul Cole, un simple vendedor oriundo de Deerfield Beach (cincuenta kilómetros al norte de Miami) debió valerse de una lupa para demostrar y convencer a sus hijos de que él era ese hombrecito de lentes de la portada del disco, parado junto al patrullero. Aquel 8 de Agosto de 1969, por preferir en sus vacaciones salir a caminar por las callecitas de Londres en vez de encerrarse en otro museo con su esposa, tuvo el privilegio de presenciar en primera fila el ir y venir de John, Ringo, Paul y George cruzando la calle de los Estudios Abbey Road.


Casi cuarenta años después de su imperceptible participación en el disco, a la edad de 96 años el Sr. Cole… Paul, ha muerto.


Entre los casi cuarenta años que separan su fortuita aparición en Abbey Road y su fallecimiento, Paul Cole continuó llevando una vida sencilla intercalada con un par de notas de relleno entre la prensa curiosa. En cambio los Beatles no. "Beatles fuimos por unos años, ex Beatles seremos por el resto de nuestras vidas" dijo alguna vez Ringo. Pero Paul McCartney se montó a la quimera jactanciosa de pretender seguir siendo músico líder entre músicos y sólo esporádicamente consiguió ser otra cosa que un antiguo Beatle.

Lo hemos visto durante cuarenta años erigiendo nuevas bandas de rock, explorando estilos, lo hemos visto como un hombre enamorado, como padre, como viudo, como compañero solitario de su pastor inglés y también como un hombre vulnerable burlado por un fugaz amor asimétrico. Pero si no lo hemos perdido de vista es por ser un ex Beatle. Casi no puede elegir ser otra cosa y lo descubrió.

Cuando es Sir Macca es un hombre grande con unas cuantas buenas canciones que se apoya en su piano para incorporarse de la banqueta e hincarse a recibir sus aplausos… orgulloso, exhausto y agradecido. Pero cuando se asume ex Beatle dirige una banda brillante integrada por desconocidos, les imprime el sonido sin tiempo de su magia madura e intacta. Canta sonriendo, agita su flequillo y su voz es la de un adolescente mitad romántico y mitad canalla. Rejuvenece y evoca a John y a George, los revive y los trae al escenario a que toquen con Ringo, que está aunque no esté. Canción tras canción el calendario acelera en reversa y todos los McCartneys que conocimos se hacen Beatles. Y Paul nos pasea por una carretera irracional en dirección contraria a la línea del tiempo donde la banda es de Moebius y un ex Beatle es los Beatles.

Interminables aplausos sostenidos, las luces se apagan, el show llega a su fin, el hechizo se desvanece y lo inapelable queda flotando en el aire: un día como hoy, el sábado 10 de Abril de 1970… hace exactamente cuarenta años, Paul anunciaba que abandonaba los Fab Four. Los Beatles se disolvían… "El sueño se acabó" dijo Lennon. Se postergaron mensajes en los silencios crípticos del discreto Harrison, que represaba su talento para cuando se le dejara vivir y morir como un sencillo Paul Cole. "Serán ex Beatles de por vida", dijo Ringo.

Serán ex inmortales… haber sido inmortal y ya no serlo es lo mismo que haber muerto.

Paul ha muerto pero la leyenda está viva.


Paul ha muerto y tengo pruebas. Todavía tengo las palmas y la garganta al rojo vivo de ovacionarlo y aplaudirlo en el Paraíso… a cincuenta kilómetros al sur de la casa de su tocayo, el finado Paul Cole.

– Enlace a: ¡Paul Ha Muerto! {Parte I}

– Enlace a: ¡Paul Ha Muerto! {Parte II}