Páginas

26 de agosto de 2011

Dichos y Desdichas

Me he tomado el engorroso y mal remunerado trabajo de renunciar al refranero popular. Repudio repetir las frases que, desgastadas por repetición, no causan más efecto que el de despertar asentimientos tibios entre los parroquianos.

Sin embargo no las desmiento, o al menos no siempre. Así, sospechados de impunes, nos lanzaríamos sobre la esposa del herrero para acabar apuñalados por un tontamente inesperado cuchillo de hierro; o convencidos de que aquél noble guardián no nos atacará tras ladrarnos, descubrimos que perro que ladra, muerde… y prácticamente al unísono.

Pero no es fácil renunciar a todos los refranes, hay conversaciones que nacen para ser cortas y usar los términos que se está esperando escuchar resuelve una cadena de pensamientos de manera inmediata… pero no siempre efectiva. Cuando escucho una frase que escuché antes incontables veces, me quedo dudoso de si la persona que la pronunció lo hizo convencida de su significado o simplemente metiendo una pieza correcta al rompecabezas de una conversación simple.

–Crucemos ahora que “no hay moros en la costa” –escuché decir a una señora apurando el andar cuando no pasaban autos.

¿Se habrá sentido la mujer una alegoría viva de la guardia de los Reyes Católicos, a los autos como invasores islámicos y al cordón de la vereda como frente liberado en batalla? ¿O apenas repitió la frase que pudo manotear en los segundos que tenía para evitar ser atropellada?

Betty, una sobrepsicoanalizada y empastillada amiga de mis padres sostenía entre sus atajos coherentes que “las frases que más se repiten en una familia, condicionan la conducta de los niños que crecen en ella”. He prestado atención a ese ejercicio encontrando bastantes puntos sólidos como para, al menos, jugarlo y recomendarlo.

No puedo dejar de admitir que hay refranes realmente oportunos y me descubro esquivándolos solo por no traicionar la labor a la que me someto hace años. Entonces los intervengo. Estas intervenciones artísticas deben ser ingeniosas, pequeñas y reglamentarias. No solo deben dejar claridad ante los oídos del interlocutor de que estamos haciendo referencia a una máxima que él conoce, sino que debemos orientarlo a reflexionar sobre ella. Esta técnica funciona con sorprendente frecuencia y ayuda al proverbio a recuperar su objetivo original.

Qué le hace una caza más al tigre. Fui por lana y terminé depilado. Al mejor tasador se le escapa el cliente. El que esté libre de pescados que tire el primer anzuelo.

Lo que más antipatías me ha granjeado es negar la veracidad de algunas de estas sentencias insistentes. Es que tenemos la vocación de creer cierto lo cuantioso, le aplicamos los valores de la determinación democrática hasta al paladar de los insectos y afirmamos que, lo que en verdad nos repugna, no debe ser tan malo “si le apetece a mil moscas”. Las masas aceptan que no se le mire el colmillo a un caballo regalado pero no dudan en regresar a la tienda a cambiar una camisa regalada por una del talle adecuado… y, en la misma movida, bonita.

“Un clavo saca a otro clavo”, nos dicen los amigos intentando hacernos unir las piezas de un corazón roto… y nos presentan cuñadas, compañeras de trabajo de sus esposas y demás mujeres que la vida les ha puesto delante y que han rechazado sistemáticamente, tanto por casados ellos como por rechazables ellas. Y a veces ellas ni siquiera son rechazables, más bien son unos amorcitos de bellas, buenas, inteligentes, divertidas, sensuales y de similares hábitos y gustos a los de uno… pero uno no se enamora, quién sabe porqué.

Entonces un clavo no saca a otro clavo, a lo sumo lo olvida por unas horas. A veces, clavar con insistencia un clavo sobre otro, solo entierra al primero más a fondo y lo integra más al leño mientras le tiende una emboscada involuntaria al segundo. A veces se da la buenaventura de sacar los dos y hasta un tercero o un décimo y nos quedamos con una tablita llena de agujeros. A veces dejamos ese clavo sin tocar, con su amenaza punzante pero resignados a que no se puede sacar. A veces simplemente llenamos la maderita de martillazos sin clavo… con necesidad de abrir una grieta que rompa la materia y expulse también al metal.















30 comentarios:

Marcela dijo...

Los refranes se repiten porque la gente necesita hablar (o no estar callado, que no es exactamente lo mismo), y son una intervención simple y rápida en una conversación en la que no hay que pensar demasiado. Casi todos deben haber nacido de la lógica popular, de lo visto mil veces, pero se aplican en tantas situaciones en las que no aplican que terminan siendo repeticiones sin sentido.
Creo que la empastillada amiga de tus padres acertó en su afirmación.
Y en mi caso al menos: no por mucho madrugar se desayuna más temprano.
Besos!

cogito(bis) dijo...

no importa
si total
un refrán saca a otro refrán
y la dicha a la desdicha (o viceversa)

me gustó mucho
saludos

Daniel Os dijo...

Si tendrás razón, Marcela, que siendo casi el mediodía aún sigo dando vueltas por la vida desde la madrugada y en ayunas.

Pero me dejás pensando en aquello de que la gente necesita hablar y se me genera la sensación de que hay silencios mejores consejeros que varios volúmenes de refranes.

Besos ayunos de consejos,
D.

Daniel Os dijo...

Me quedo con ganas de que la cadena no sea infinita, Cogito(bis), y que dejen de aparecer refranes que encadenen verdades sabihondas que no resuelven desdichas ni celebran alegorías.

Me gusta que te guste,
D.

Maga h dijo...

No soy muy refranera, no los memorizo, salvo algunos y justamente usted ha dado en el clavo. Igual, le cuento que mi tía que era mas romántica y decorativa, decía que si se apaga una vela hay que encender otra o en el peor de los casos, o mejor, siempre tener dos velas encendidas. Por lo que se de su vida, sólo tuvo una e incondicional y ambas se van apagando bellamente y cuidándose uno a otro.
Y lo que a esta altura me ha quedado más que claro es que con uno, dos o tres clavos, aguejos o grietas, ya no somos tabla rasa.
Lo abrazo asi còmo viene amigo!

Daniel Os dijo...

Ya no somos tabla rasa, Magah, pero tenemos la ventaja de haber aprendido a compartir el fuego… una de las pocas que, por mucho que repartamos, no nos queda menos.

Un abrazo,
D.

Jorge Arbenz dijo...

No soy mucho de refranes, pero tenía un tío que los recitaba sin parar y a mí me hacían mucha gracia.
Curiosamente, siempre me ha parecido que invocar un refrán da mala suerte.
Saludos cordiales desde la orilla calurosa del Atlántico.

Daniel Os dijo...

Espero que su superstición, Jorge, se convierta una profecía y que existan maleficios impensables para aquellos que abren la boca a repetir lo que ya perdió sentido hace generaciones.

También espero que el espíritu de su tío esté a salvo, o que al menos no se cobre venganza por mis palabras.

Un abrazo caluroso desde un puerto frío en el sur.
D.

Marcelo dijo...

Siempre supe que los clavos son artefactos peligrosos, pero no desde el punto de vista que vos das. Mi mamá es española, entonces siempre nos regala refranes en su mayoría, desconocidos para mí. Sin embargo no fue mi madre quien la semana pasada me ilustró con este que te regalo para que tomes las medidas que consideres pertinentes:
"o follamos todos o la puta al río"
Un abrazo

Daniel Os dijo...

Gran refrán, Marcelo, y efectivo por desconocido… así que queda excluído de los objetos de crítica de mi texto y admitido como enseñanza.

Un abrazo,
D.

Nota al margen: No consigo dejar de relacionar a la señorita de su frase con el peligroso clavo de la mía.

Claudia Sánchez dijo...

Pero mire toda la vuelta que dio, para llegar al meollo de la madera...! Y digo yo, en lugar de emprenderla a martillazos sin clavo, para ver si hace desaparecer el metal, no habrá algún líquido, tipo removedor, que pueda utilizarse? ;-)
Yo soy muy refranera, debo admitirlo. Tal vez sea el afán de condensar, abreviar, concretar, simplificar. Porque creo que a buen entendedor...
Abrazos,

Daniel Os dijo...

A buen entendedor, Clau, se le escapa la liebre… aquellos líquidos limpiadores me inquietan tanto como los líquidos que advierte Bauman, así que me inclino a dejar las tablas en el estado en que están, que buena sombra y apoyo siguen brindando a pesar de sus clavos y agujeros.

Aunque de ruin madera no harás buena mesa… con sueño, hasta sobre un leño.

Un beso, amiga.
D.

MAR dijo...

He disfrutado tu post!!!
Realmente hay dichos familiares QUE SENTENCIAN.
Ese del clavo nunca me gusto pero hay gente que le ha resultado, ahora tengo el duda ese....de que mejor sólo que mal acompañado jaja.
Un abrazo para ti, aún no vuelvo a escribir en mi Blog, estoy de vaga pero igual te visito y con cariño amigo.
mar

Steki dijo...

Qué bueno, Dani! Debo decirte que soy un desastre para recordar refranes. El que tengo más claro es el del clavo. Será porque siempre consideré que es una estupidez en la cual -generalmente- caen los hombres.
Además de los refranes, también están aquellas frases o modismos que la gente repite sin saber qué corno está diciendo, pero queda bien porque muchas son en otro idioma: leit motiv, deja vu, ad honorem, etc.
Muy ingenioso tu post, como siempre. Besos van.

Daniel Os dijo...

Qué bueno verte por acá, Mar, y con respecto a tu blog yo no me preocuparía… el que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen.

Un beso grande,
D.

Daniel Os dijo...

Muchas gracias, Steki, la verdad que corresponde también combatir esos modismos. No por los modismos en sí, sino para alentar a la gente a que sepa qué está diciendo… sospecho que hay forma de decir en Castellano todas las cosas que se andan escuchando por ahí. Involucro a los medios entre los culpables de propagar un mal idioma.

Besos,
D.

agalmana dijo...

Debo confesar que los refranes me generan cierta simpatía, incluso cuando encuentro dos que se contraponen entre sí. También es cierto que ese asunto del clavo al rescate me resultó siempre de lo más inapropiado, al creer que cuanto menos funcionales, más gratas y sinceras son las relaciones.
Que los refranes nos digan algo del saber popular no significa que encierren grandes verdades, mucho menos LA verdad. Pero alguna vez encontré pequeño consuelo pensando que no hay mal que por bien no venga.
Le diría que cuando una puerta se cierra, se abren varias ventanas, pero no lo veo con ánimo de asomarse, y no querría entrar en conflicto, ya que no hay peor sordo que el que no quiere escuchar... refranes :)

MONDO FRANKO dijo...

Me quede con eso de que el segundo clavo entierra aún mas al primero... es cierto...mmm... Gracias por el dato maestro. Ya vengo, tengo que ir a arreglar un asunto urgente.

Daniel Os dijo...

Lo particular de que algunos refranes propaguen algunas verdades, Agalmana, es ventajoso para los que no tienen demasiadas vías de acceso a verdades menos evidentes. Para ellos, que conviven en armonía con los detractores de refranes, mis intervenciones… a ver si se les dibuja un pequeño cambio y será una repetición apenas lustrada, sin embargo sin brillo.

"Lo más aburrido del mal es que uno se acostumbra", decía Sartre.

Un beso, amiga.
D.

Daniel Os dijo...

Hay más datos escondidos en esa frase, Pablo, y tal vez tan útiles como el que le despertó la urgencia: somos nosotros los dueños del martillo y, hagamos lo que hagamos, que sea sin daños a terceros… o segundos clavos.

Concuerdo totalmente con el comentario anterior al suyo, el que habla de las relaciones funcionales, solo que yo jamás podría haberlo dicho tan bien como Agalmana.

Un abrazo y "al mal paso, dale prisa".
D.

Liberatrice dijo...

No se puede tapar el sol con un dedo. ...(mis dedos fueron mas rápido que mi pensamiento)

¿Un refrán es como una metáfora? A veces en el momento justo nos llevan mas allá del pensamiento, ayudándonos con el ejemplo de comunicación. También hay algunos que coincido con vos, son descartables,ya que una clavo no saca otro clavo, mas bien tenés que desclavar el primero antes.
beso!
L

Daniel Os dijo...

Más que metáforas, Liberatrice, creo que los refranes son ilustraciones de momentos… más los muestran que lo que los preceden. Pero también creo que esas ilustraciones han perdido encanto por exceso de presencia, como esas revistas en el consultorio del dentista o esas teteras dibujadas en los azulejos de la abuela, ¿quién las mira? ¿cómo tomarlas en cuenta?

Y así como un clavo no saca a otro, un refrán tampoco saca a otro refrán. Así que desclave, pulverice, abandone o haga uno lo que haga, al mal tiempo buena cara.

Un beso,
D.

Mercedes Pajarón dijo...

Pues sí, apreciado señor Os, amenazo con regresar esta semana. Mientras llega el día, le advierto de lo peligroso que es sobre todo un clavo ardiendo, al que uno a veces no tiene más remedio que agarrarse (al menos, eso dice el refrán)

Un beso, y cuidado con el martillo.

Daniel Os dijo...

El que amenaza pierde la ocasión de la venganza, Marquesa. Ahora que le tomo la palabra no puede dejar pasar más que unos días para mostrar qué le dictaron las musas durante sus vacaciones.

Estoy seguro de que que ese clavo ardiendo no será un salvavidas de plomo.

Un beso desmartillado,
D.

Silvio dijo...

La gente que sólo tiene un refrán para cada conversación, es simplemente estúpida.

Prefiero una respuesta pensada, elaborada y funcional al diálogo que un refrán absurdo, cuya única gracia es tergiversarlos como hacía el gran Chapulín Colorado.

Tu texto está cojonudamente bien escrito por cierto.

:) <3

Daniel Os dijo...

Tal vez, Silvio, en algún pasado no muy lejano, contar con un fornido arsenal de refranes le auguraba respeto coloquial a los contertulios; imagino algo así como un personaje muy vivido, cargado de anécdotas y frases recolectadas entre sus hazañas. Hoy lo veo como simple palabrerío que se contradice y no arrastra ningún mensaje eficaz… es como querer encontrarle sentimiento profundo a esas caritas y esos corazones dibujados de lado por la combinación caprichosa de las opciones del teclado.

Muchas gracias por tan desproporcionadas apreciaciones,
:D

Giuliana dijo...

JJuUUaAsS ja las antipatias .. bueno eso de los clavos ....tan cierto es eso como d el chico guapo ejemplar bueno sincero fiel leal con el que una deberia sacarse "al otro clavo" para olvidarse ...jo!

Es una gran estafa de la vida
y un dolor para el pobre clavo de reemplazo
Saludos y excelente blog

Giuliana dijo...

:) realmente lindo blog

Daniel Os dijo...

Si a algo estamos obligados, Guiliana, es a no fingir amor. Un clavo puesto para sacar a otro, no solo que no lo saca sino que lo clava en un corazón que merecía una relación real y creía que se la estábamos dando.

Muchas gracias por tu comentario y bienvenida por este rinconcito.
D.

Daniel Os dijo...

Muchas gracias nuevamente, Giuliana.
Un beso,
D.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin
Page copy protected against web site content infringement by Copyscape
El material publicado en este blog ha sido registrado como propiedad intelectual de Daniel Os y se encuentra protegido por las leyes de copyright. Será penalizada su copia total o parcial sin previa autorización del autor.