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23 de enero de 2010

Fortuna

–¿Usted preguntándome por una bruja que le lea la fortuna, Kiersted? Cuando lleguemos a Grenaa… ahí sé de una vieja que, según dicen, es muy malhumorada pero muchos le han creído y hasta hay quienes le tienen miedo… ¿de verdad le digo cómo buscarla?

–Sí, por supuesto. No estoy tan viejo, que mis arrugas no lo engañen. Tengo futuro todavía y si alguien lo sabe, que me lo anticipe.

–Usted mismo me dijo mil veces que mientras esta tortuga patas para arriba lo arrime a algún puerto, no le iba a importar a cuál. Parece que para sorpresas sí ya está viejo. ¿O ya no cree más en el Lem?

–Ni se atreva a repetirlo, Folke –respondió con calma pendenciera, dejando caer todos los músculos de su cara y dedicándole una mirada azul y furiosa como imaginaba que eran los cielos tropicales-, el Lem soy yo mismo. A este pesquero no lo bauticé con el nombre de una desagradecida ni caí de nuevo en la ingenuidad de ponerle el nombre de algún patrono. El único que me saca adelante en mi vida soy yo mismo, por eso el Lem lleva mi nombre… ¿Egolatría? ¡Y qué me importa lo que digan! Cuando perdí el Saint Ansgar, con su santidad perdí también la fe. Sólo Dios sabe cuánto trabajé y cuánto recé desde ese pesquero… ahora uno está en el fondo del mar y el otro jamás existió. Quite de ahí esos canastos, que ya no llueve.

–¿Entonces ya no espera más el futuro como una sorpresa, como decía antes?

–Ya no, Folke… las últimas sorpresas me sorprendieron mal. Ya no las espero ansioso, las espero desconfiado. A lo mejor ni las espero… no sé qué me espera y quiero saberlo. Que alguien me diga si un día voy a ser rico, si alguna mujer me va a dar abrigo y descendencia, si a mi vejez habré cumplido alguno de mis sueños y cuál será el puerto final del Lem.

–Está asustado, capitán.

–No… sólo cansado -le mintió.

–Pero si usted ha sido un hombre de fe y ya se ha hecho un descreído, ¿por qué sujetar sus planes a un oráculo? ¿De veras se atreve a confiar en las palabras ambiguas de una desconocida?

–Predicciones, Folke, ¿de qué palabras ambiguas me habla?

“Veo una mujer importante en su vida, Kiersted” -sobreactuó sin gracia la imitación de una hechicera mientras bordeaba con sus manos una imaginaria bola de cristal-, “un viaje que le abrirá los ojos a lo no imaginado, y ¡mucho cuidado! veo un señor que tose mucho, tose y se le enrojece la cara… no acepte de él ningún trabajo.” Todos tenemos una gran mujer en la vida -recuperando su retórica habitual para desmitificar a la imitada-, la madre. Con su aspecto y su olor a mar, capitán, en Grenaa le van a hablar de viajes hasta las monjas y si quiere, por precaución, no acepte ningún encargo de alguien que tosa… pero no ande creyendo en cosas raras…

–Mire, Folke, confunda los hechos del futuro con interpretaciones embrollonas si quiere, pero no me quite la idea de encontrar un hogar aunque me lo prediga una embustera. Si me dice que alguien me espera en una plaza vestida de celeste, créame que iré a todas las plazas con mejor ilusión y que, si en alguna veo una mujer de celeste, me atreveré a darle las buenas tardes con el corazón lleno de esperanza. Si me vaticina fortuna voy a trabajar más duro pensando que llega, me voy a comprar los mejores zapatos y ya estaré viviendo algo parecido a la riqueza, pero si me predice pobreza, voy a seguir trabajando sin descanso y con más austeridad para no farrearme lo que ya tengo.

–Le van a condicionar la forma de vivir con promesas y después dice que no es un hombre de fe…

–Déjese de cuestionarme y déme la dirección de esa adivina. El futuro es la interpretación de un montón de metáforas, ¿y el pasado no? Cuándo usted idealiza sus vivencias pasadas, cuando su mente le agrega perfume a su primera novia o truenos a la escena de un funeral… ¿no son metáforas? ¿Y el olvido no es una metáfora de todo lo vivido que pudo tranquilamente no haber sido? El presente se nos escapa a cada segundo, y mientras tanto estamos rodeados de símbolos que son el pasado y el futuro, que son tan concretos o irreales como la interpretación que uno pueda hacerles. Lo mismo ocurre con el mar que nos rodea, Folke… si usted se tira va a decirme que no son abstractas ni las olas ni la sal o el frío pero yo le puedo asegurar que el mar es una ilusión… y no estoy borracho, Folke, de la ilusión también se come y si no me cree, eche esas redes y verá que de la ilusión de pescar algo después viene la cena. Páseme el dato de esa mentirosa, y si sabe de otra más tramposa aún que me cuente mi pasado, déme también su dirección.

–Vaya a una botica de ladrillos color ocre, Kiersted, en la esquina de Ringvejen y Kattegatvej. Pregunte por Gunnvör y que no parezca que ayer cobramos…









21 comentarios:

Susi DelaTorre dijo...

En su forma de pensar...
¡ya afortunado!

Interesante relato, que me deja un sabor cálido además de lleno de salitre al mismo tiempo. Y en igual grado.

Excelente diálogo para unos buenos personajes!

Un saludo, Daniel Os!!

Daniel Os dijo...

Son formas de pensar, Lasosita. No hay mucho más para hacer en un pesquero que pescar o pensar, es meritorio comulgar con una forma y no perder el hábito… se puede llegar a buen puerto con las redes o las ideas desbordando.

Muchas gracias por el comentario,
D.

Marcela dijo...

La otra vez pensaba en cuanto modificamos el pasado, cuanto le agregamos, todo lo que exageramos. ¿Podríamos, leyendo el pasado y sus presagios ver el futuro?
No sé que tan veraz será la adivina, pero sí creo que sus "adivinanzas" condicionan y que un creyente no actuará igual después de una lectura de su futuro.
Besos.

antonia obiol y corcoll dijo...

Notable relato, me gusto mucho.

Los oraculos y adivinos estan hechos de lugares comunes que invariablemente en algun momento visitamos... solo la soledad tiene fe en el viento...
AOC.

Daniel Os dijo...

Algunos que han analizado el tema con mejores herramientas que las que manejo, Marcela, juegan a afirmar que la memoria es en sí un ejercicio creativo. Lógicamente exageran un poco la tendencia de lo que le agregamos a nuestros pasados.

Sin embargo de tan impreciso que es el pasado me queda la certeza de que no describe el futuro… pero me temo que más que observar ya estoy metiéndome en el terreno de las creencias, y ahí me limito a descreer de brujas, gitanas, horóscopos, runas, y oráculos y a escuchar con respeto y curiosidad las experiencias ajenas.

Te auguro un promisorio futuro,
D.

Daniel Os dijo...

No dejan de ser atractivos los adivinos, Antonita, como una rutina de kermesse. No me niego a sus predicciones, me despiertan mucha curiosidad pero tomo la precaución de no seguir consejos extravagantes ni aferrarme a sus visiones como si fueran hechos irreversibles escritos en las páginas del futuro.

Sabiendo disfrutar de las soledades, hasta del viento me cuido, quién sabe qué puede soplar en la cara.
D.

Anónimo dijo...

Yo no creo en las brujas que te adivinan el futuro pero a la magia negra le tengo miedo.Me gustan mucho los cuentos que escribis, siempre te dejan pensando. y esa fotola del despeinadito de anteojos blancos es tuya de verdad? es muy linda!!!!
FLO

MAR dijo...

Y CUANDO TENDREMOS UNA HISTORIA DE TU VIDA REAL???
BESOS PARA TI DESDE MI MAR.
MAR

Daniel Os dijo...

No conozco los alcances de la magia negra, Flo, pero entendiendo que es una herramienta usada para hacer el mal convendrá seguir manteniéndose a distancia… y más, de las personas que la ejercen.

Muchas gracias por tu comentario,
D.

Daniel Os dijo...

No tengo tanta edad ni tanta egolatría como para escribir mis memorias… ni tanto que contar, Mar. Me propongo escribir ficción, sin embargo de vez en cuando intercalo entre estos relatos uno que otro pasaje real de mi vida.

Por otro lado, como conversábamos antes con Marcela, si deseara sentarme a escribir mi pasado, es probable que por las fisuras de la memoria acabe escribiendo sucesos que jamás ocurrieron.

Agradézcale a sus olas haberse acercado hasta estas lagunas con humos de literatura. Besos,
D.

Maximiliano De Pietro dijo...

Me gusta su espíritu, Daniel. Ese espíritu que no veo hoy en los escritores.

Brindo con un mate por este blog y por el día que me topé con él.

Saludo.

Anónimo dijo...

buen relato , sí señor, volveré con más tiempo.

Daniel Os dijo...

La verdad que le agradezco, Maxi, pero habiendo centenares de autores del que sus espíritus son inspiración viva, me atrevería a proponerle que siga buscando.

De todas formas muchas gracias y, si es sin azúcar, me prendo a la mateada.

Un fuerte abrazo,
D.

Daniel Os dijo...

Cuando lo desee, Jordim, entre sin golpear.

Gracias,
D.

☀Pau☀ dijo...

Qué buen cuento y qué bien que escribís!!!!! Cuando sale tu libro???
Besitos!!!!

☀Pau☀ dijo...

Eso de que el pasado y el futuro son dos metáforas me mató!!!!

Capitan de su calle dijo...

Me enganchó la prosa desde el primer renglon. Como se deja llevar!! y el planteo en medio del espacio dibujado con rasgos claros pero sin sobreabundar. De fondo el planteo filosofico, pero sin llenarlo de bronce, casi al pasar.


Clap clap clap loco, esto me pareció muy bueno de verdad.

Daniel Os dijo...

No lo sé, Pau, el libro será una consecuencia de mi trabajo. Por ahora estoy concentrado en mi trabajo… y un pequeño grupo trabajando en editármelo.

Espero que las metáforas te hayan matado metafóricamente; agregar a mis cotidianidades tu defunción no me será sencillo.

Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Muchas gracias por los aplausos, Pablo, pero ¿no será una exageración agarrar un par de pensamientos más o menos organizados y llamarlos planteo filosófico?

Muchas gracias, de nuevo. Comentarios como el tuyo hacen sentir muy bien.

Un abrazo,
D.

Maga h dijo...

Genial genial Daniel Os!!
La esperanza y la necesidad de creer siempre, a pesar de los duros golpes que nos dejan rengos y desconfiados.
También aplaudo y me gusta saber eso de un proyecto de libro amasándose mientras trabajas.
Me gustaría que cuentes algo mas sobre ello si querés y tenés ganas.

Abrazo!

Daniel Os dijo...

La verdad, Magah, que para jugar a anticipar el futuro prefiero la lotería. No juego, pero sospechando que sale el 33 y poniéndole unos pesos, sólo pierdo unos pesos… a mis ilusiones las trato con más cuidado.

De mi libro te puedo contar sólo cuántas ilusiones tengo y que las cuido trabajando en escribir. Los que entienden el negocio editorial están haciendo otra parte del trabajo, una que yo no sabría hacer. Ojalá tenga en breve mejores novedades y me enorgulleceré de divulgarlas a grito pelado.

Gracias por el aplauso, siempre reconforta recibir un poco más que lo que uno hizo por recibir.
D.

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