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26 de septiembre de 2009

42

Como ignorando el duelo ancestral entre el conocimiento y el credo, hemos visto en las fronteras entre ciencia y religión varios casos de fascinación por los números.

Lógicamente, cuando los números caen en manos de los hombres de fe, ya no serán para ser abordados desde lo cognitivo sino desde un cierto entusiasmo; un afecto tan irracional como la fe, inexplicable, aunque se esmeren en poblarlos de argumentos que pretenden transportar algún tipo de rigor científico.

Qué llevará a tantas civilizaciones y culturas de la antigüedad, y contemporáneas, a obsesionarse con los números, fomentar la adoración de algunos de ellos, recomendar la cautela ante la presencia de otros o manipular datos extraídos de escrituras sagradas, combinarlos con otros y demostrar verdades irrefutables, sobre todo si ya se era creyente de antes, valiéndose de procedimientos altamente cuestionables para el agnóstico y para el hombre de ciencias.

Si nos encapricháramos, por ejemplo, en que el número en que convergen todas las virtudes que elevan nuestros espíritus fuera el once, podríamos sumar todos los preceptos bíblicos, restarle los pecados capitales, multiplicarlos por la cantidad de seres descriptos en el Génesis y dividirlos por la cantidad de órganos que componen la anatomía humana hasta llegar al once… y si llegáramos al ocho, al nueve o al cuatrocientos quince, le sumamos o le restamos lo que falta, manoteando algún dato que se repita la cantidad de veces que le haga bien a nuestros cálculos.

¿Por qué los credos reniegan sistemáticamente de los datos aportados por la ciencia y se apoderan del análisis de los números con métodos entre especulativos e irresponsables? Es tan absurdo proponerse demostrar la existencia del Todopoderoso con una calculadora como practicar la disección de una rana con el Bhagavad Gita, sin embargo todas las civilizaciones que nos precedieron insistieron en agregarle condimentos racionales a la explicación de lo que creían, casi acusando de falibles a sus argumentos.

Los judíos afirman que el número siete encierra enigmas que les fueron revelados a través de coincidencias místicas. El séptimo día descansó el Creador, siete son los días de la semana, las maravillas del mundo, las notas musicales, los colores del arco iris, los mares y los cielos. Siete generaciones separan a Abraham de Moisés. Y siete es la vida; la palabra Vida, Jai en hebreo, se forma con las letras Jet y Iud, cuyos valores numéricos suman dieciocho, y restando el uno del ocho nos damos en la cara con otro siete.

Fai significa riqueza en chino y también significa ocho, por consiguiente si se es chino y se desea alcanzar la prosperidad sólo basta con iniciar una actividad comercial y poner el número ocho en los escritorios, vitrinas y líneas de trabajo.

Los hindúes resolvieron la evidencia de que Shiva contiene cinco mantras representando su imagen con cinco caras y declarando sagrado al número cinco. Otros hindúes optaron por el veintiuno como número venerado y, aunque no existe consenso en cuál número es más santo, sí se han puesto de acuerdo en que hay que adorar algún número.

Los celtas y los japoneses budistas consagraron el tres como número sacro, lo mismo con el cuatro en Zia, el treinta en Babilonia y, aunque “El Diez” ha resultado ser bastante caprichoso en Buenos Aires, no lo es tanto como en el resto del mundo el tres coma catorce dieciséis, etc.

La cultura numerológica ha nutrido supersticiones que recomiendan la cautela frente a la aparición del triple seis o del trece, que no es más que el número de comensales, Jesús y los doce apóstoles, sentados a la cena previa al deicidio. Con similar principio se recomienda no interrumpir la Santísima Trinidad alterando la armonía del triángulo formado una escalera de obra y el piso… o no pasar por debajo de las escaleras, que trae mala suerte.

Quien más, quien menos… todos tienen su numerito convertido en obsesión, ya sea porque le resulta fácil la tabla del cinco o porque asegure que si se sueña con un finado le tiene que jugar al cuarenta y ocho. Finalmente los números no albergan contenido ascético sino que más bien ayudan a cuantificar y ordenar las cosas terrenales. Habrá quien se afane en asignarles prodigios, quien se prepare para el Apocalipsis maya del dos mil doce o quien se tome en serio el significado que Douglas Adams le asignara en su novela al número cuarenta y dos.

Y ya que el cuarenta y dos fue mencionado, es inevitable reparar en la belleza de ese número, que en este caso se trata de un número musical:

42 - Coldplay


Those who are dead are not dead
They’re just living in my head
And since I fell for that spell
I am living there as well.

Time is so short and I’m sure
there must be something more.

Those who are dead are not dead
They’re just living in my head
And since I fell for that spell
I am living there as well.

Time is so short and I’m sure
There must be something more.

You thought you might be a ghost
You thought you might be a ghost
You didn’t get to heaven, but you made it close.
You didn’t get to heaven but you made it close.

You thought you might be a ghost
You thought you might be a ghost
You didn’t get to heaven, but you made it close.
You didn’t get to heaven, but you ohh ohhh.

Those who are dead are not dead
They’re just living in my head, ooh.



30 comentarios:

Romina E. dijo...

Muy buen post! Interesante la narrativa y las comparaciones. Asimismo creo que esta cosa de los números se liga bastante con el hecho de buscar una creencia que signifique algo a la vida de la persona. Todos de alguna manera tenemos una, incluso aquellos que dicen no creer en nada tienen una serie de premisas que conforman en ultima instancia un conjunto de creencias... Es la forma humana de "controlar" por decirlo de alguna forma, la impredecibilidad que nos rodea ¿sin llegar a la locura???
Besos
Con relacion a su pregunta, he estado de vacaciones en Bogota, Cartagena, Santa Marta y lugares aledaños a los mencionados. Si bien estuve en otros países, NINGUNO me resulto tan encantador como COLOMBIA. Quizas sea porque un cumulo de "casualidades" (en las que en verdad no creo) me llevaron hasta ahi. El azar hizo lo suyo, ahora me toca a mí xq me encamoro y quiero volver.
Beso grande y buen finde!

Sergio Vasilev dijo...

Apelo al viejo mantra personal: todo tiene que ver con todo.
Pienso que los muchachos de la Antiguedad deben haber caído en la cuenta de la materia insustancial de la que sus creencias se nutrían, y que mejor que intentar exponerlas con la inexorabilidad del lenguaje matemático. Eso de despejar teoremas a partir de axiomas incuestionables, o lo que es lo mismo: el nacimiento del dogma. El Judaísmo, los griegos, el crsitianismo, hasta el mismísimo Newton, descubridor de leyes divinas, invariables y eternas, a las que los mundos y sus cosas se hallaban sometidos.
Buscando la vía intermedia también encuentro las esferas de ingerencia: en la mayoría de las religiones existe el cuento o la fábula para las bases y el elevado estudio moral y filosófico para las aristas piramidales, lo uno en lo otro, se transforma mediante el análisis simbólico o alegórico, o lo que también es válido: lo esotérico como reforzador de la experiencia religiosa. Justamente eso, no tomarlo demasiado en serio.
Y para cerrar, por que ya me estoy yendo a los caños con la extensión, música es matemática, pero también es el culto a lo infinito basado en lo discreto, algo más cerca a un dios, si es que existe...

Abrazo.

Susi DelaTorre dijo...

Buena entrada.
Y todo se relaciona con todo y con nada.

Suerte que podemos escapar de hacernos círculos concéntricos con las creencias...

Un saludo, Daniel Os!

Daniel Os dijo...

Exactamente, Romina, todos tenemos una estructura de pensamiento que incluye algo de analítico y algo de místico. Hasta de niños nos divertimos con juegos que contienen algo de azar y algo de estrategia.

No somos completamente racionales ni completamente etéreos, creo que al intentarlo muchas veces nos acercamos menos a las grandes revelaciones que a la locura.

Con respecto a Colombia, es curioso cómo a veces nos ligamos con sitios a los que no pertenecemos, me sucede lo mismo con algunos países que visité… un buen ejemplo donde ni la fe ni el pragmatismo nos resuelven una alegría tan auténtica.

Te agradezco la visita por este paisito virtual.
Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Nadie se ha ido a los caños, Tavo, creo que andamos rondando los mismos rincones de la mente… tal vez estemos todo en los caños.

Son muy interesantes los datos que tu comentario aporta y me dejan la sensación de que el número Pi (π) viene a ser el producto de un amor de verano entre la fe y la ciencia… cuando los hombres de pruebas se dedican a buscar coincidencias que desembocan en Pi, de alguna forma están elaborando un culto.

¿Vamos camino a incluir plegarias en los manuales de geometría?

Un abrazo,
D.

Daniel Os dijo...

Me gustó, Lasosita, aquello de las creencias entre círculos concéntricos. Seguramente entre esos círculos estamos girando todos, y probablemente lo que se disputan creyentes y creídos es quién está más cerca del Centro.

Me asumo descentrado en esas deliberaciones.
Un beso,
D.

☀Pau☀ dijo...

¿Para vos no significan nada los números? Justo esta semana escuché al baterista de una banda (no me acuerdo cual, pero a vos que te gusta tocar batería a lo mejor lo sabés) y decía que el baterista es el matemático de un grupo porque no se puede preocupar con la melodía sino ponerle el pulso a los que se encargan de eso.
Hablando de Colombia, donde vivo hay varios y me molesta lo arrogantes que son (a lo mejor sólo esos y todos los demás son divinos) y que encima nos llamen agrandados a los argentinos como queriendo ganar una guerra que en realidad no existe porque nunca escuché a un argentino hablando mal de un colombiano.
Y nada más. Excelente el tema de Coldplay que te dedicaste en tu autohomenaje soslayado (la pasé muy lindo ayer!!!)
Besos!!!!!!!
Pau

María dijo...

Más lo leo y menos me extraña, Os.
Qué quiere que le diga, dos por tres pienso igual, pero la cantidad N de veces que llego a semejante resultado es inversamente proporcional a la cantidad de ocasiones en las que logro establecer algún paralelismo.

Dese por factoreado -digo- saludado.

Daniel Os dijo...

Me parece, Pau, que eso lo dijo Brad de Resurrection… al menos le escuché esa teoría varias veces. Cuando lo vuelva a ver lo corroboro.

Con respecto a tus amigos colombianos, me parecería justo agregar que a veces perdemos la moderación por argentinos, españoles y noruegos también. ¿Qué bandera izaremos en el mástil de la imperfección?

Y por último, agradezco que te hayas tomado el trabajo de desencriptar la presencia del tema de Coldplay por estos lados. He disfrutado bastante de esa banda últimamente, también he disfrutado mucho el día sábado.

Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Se ha esmerado en hacerme divertir, María, y además tiene razón. La ecuación es simple… tomamos por azar o por superstición un número, si es primo también estamos familiarizados con sus enigmas, los potenciamos por sus raíces negativas y simplificamos los factores comunes.

En sumatoria, no hay a ciencia cierta culto que logre despejar equis interrogantes.

Me doy por factoreado y, conmutativamente, multiplico sus saludos.
D.

VAE VICTIS...!!! dijo...

Hola Danielote y te llamo así por que sos un groso, muy bien planteado el tema, por mi parte te cuento que para mi los numeros son solo instrumentos racionales para cosas empíricas de nuestra vida diaria como ser cuanto me falta para fin de mes y cuanto me queda, cuanto gano y cuanto tengo que pagar jajaja, los numeros son practicos para todo y los usamos para todo, hasta para calificar, aunque lo cualitativo nada tiene que ver con lo cuanti, no importa si son 15 o 16 contra 22, me lo han dicho muchas mujeres en mi encuesta personal y yo feliz...les creo jajaja...
Un gran abrazo amigo mio.
vae

Daniel Os dijo...

Supongo, mi querido amigo Vae, que no más que para eso son los números. Y, si es que tienen más utilidad que la de cuantificar y ordenar, no debe ser la de revelar los grandes misterios del universo.

Oiga, y si alguna mina se le queja de que se quedó corto con el cambio… que Odín se lo pague.

Un fuerte abrazo,
D.

Claudia Sánchez dijo...

Pero mire el anzuelo que tiró y yo creyendo que iba a contarnos algún pensamiento respecto de dirigirse hacia los cuarenta y dos...
Ahora voy a tener que jugarlo en la quiniela de la noche. Nacional y Provincia, a la cabeza y los 20.
Después le cuento.
Del resto, impecable, como siempre.
Besos,

VAE VICTIS...!!! dijo...

Hola Daniel !!! No se Odin pero que me cobren 3 o 4 Valkirias me encantaria... y me le animo a lo que venga, para eso somos criollos de ley, facón en mano encaramos cualquier cosa, no importa el largo de la hoja, si el temple y tenemos aleacion de acero toledano y guarani para el caso jejeje.
Un abrazo desde la helada Claypole esperando algùn dia su visita.
vae

Daniel Os dijo...

Para qué vamos a filosofar sobre el cuarenta y dos, amigaza Claudiña, si ya le dedicó una novela entera Douglas Adams, con película de culto incluida y un séquito de fanáticos VIP que incluye al admirable Chris Martin, responsable del temita 42 de Coldplay.

Yo me limito a cumplir, de puro cumplidor que uno es… y si eso ayuda a que los dioses se apiaden de esta alma, tal vez Riverito también cante el 42.

Muchas gracias por el comentario, jovencita.
Un beso grandote,
D.

Daniel Os dijo...

Lo bien que hace, mi querido Vae. Si no se le anima a esas caprichosas de a caballo desde una Gilera corre el riesgo de que su hidromiel se lo sirvan a otro guerrero.

Ojalá prontito me pueda dar una vuelta por el gélido Claypole, donde parece abundar el calor humano.

Un criollo abrazo tropical,
D.

Silvio dijo...

¿Por qué me haces esto?

Sabes bien que detesto a Coldplay y que me llevé matemática a marzo...

De última no te costaba nada poner "the number of the beast".

Estoy muy ofendido loco, sabelo.

Un abrazo agraviado.

Silvio dijo...

La pesadilla de los dogmas son las explicaciones racionales que la ciencia promete, y que amenazan con echar por tierra lo etéreo de la fe. Quizás ahí, radique la necesidad de las religiones de empapar con el sentido estricto de las ciencias duras, sus paradigmas. El conocimiento científico, promete siempre ser mucho más sólido ante los ojos de la razón, no obstante, los hombres de fe continúan depositando sus esperanzas en la abstracción de una creencia colectiva (y aquí omitiré cualquier análisis pseudo sociológico)

Lo gracioso es cuando quienes no confían en su fe más íntima, intentan (como describes con detalle en tu exquisito texto) dotar de una rigurosidad científica sus religiones, como si la epistemología pudiera validar el judaísmo, el cristianismo, o la iglesia maradoniana.

Un abrazote!!

antonia obiol y corcoll dijo...

Estas tan popular que puedo ser el comentario número 42... Entre los archivos de mi rodado acompañante tiene un audio radial de un Sr. que se hace llamar: "El asombro mental del siglo XX" y en su prédica afirma sobre las propiedades mágicas del 7: "7 son las vidas del gato (según la fe colectiva son 9); 7 las yagas de cristo (ni idea cuantas son) y asi hasta llegar a la venta de sus productos: "El cordón de los 7 nudos" al que se le agrega "La llave milagrosa". Y es probable que el santo caballero al final del programa junte el billetito para pagar sus cuentas... por lo tanto los numeros suman...

Besos para ti

ade dijo...

-
Son interesantes los números, mira cuanto misterio encierran. El 11, me gusta, es un número primo, rebelde no se deja someter por ningún otro, solo es divisible por si mismo. Tengo un afecto especial por los números primos, no por mis primos, no confundir!!!. Como siempre maravilloso. Música, letras y números, muy bueno. Beso. Ade

Rainier Zundapp dijo...

El Cojo me asusta diciendome que tu tienes una ortografia perfecta... y con mi mal nacida ortografia tu crearas un odio aunque pequeño bien escondido en el fondo del alma... de esos que se descubren solo al mirar fijo tus pupilas...
Dime, son cuentos para asustar a los niños???

Temerosos besos

antonia obiol y corcoll dijo...

Ups!! ese Reiner Zundapp soy otro yo...

Daniel Os dijo...

Pero, Silvio amigo mío… usted no hace más que verificarme que no se puede dejar contento a todo el mundo. No vaya a creer que vengo a defender a Coldplay… teniendo a Gywneth Paltrow imagino que Chris Martin no me dejaría lamer las heridas que se le han provocado en este espacio, que según sabemos de buena fuente, sigue con fanatizada devoción.

En todo caso, la aparición de ese tema tiene más que ver con el mensaje que desencriptó Pau que con pasiones musicales… un método timidón de echar por tierra lo etéreo de la fe.

Interesante comentario, se agradece mucho y se disfruta, como siempre, su visita.
D.

Daniel Os dijo...

Si vamos a dimensionar la popularidad según el número de comentarios, Antonita, podríamos decir que, en comparación con sitios dedicados a recoger apreciaciones, ando cerca de las mismísimas fronteras del olvido. Ahora, si la popularidad tiene que ver con el afecto que percibo de los visitantes, puedo asegurar que estoy satisfecho, aunque no sé cuánto en una escala del uno al diez.

Será cuestión de seguir la audición de nuestro amigo, tal vez sigamos coqueteándole a la ningunidad pero aprendamos a heptuplicar nuestros capitales… tarea donde las religiones han provocado milagros pecuniarios inexplicables.

Besos para ti,
D.

Daniel Os dijo...

Francamente, Ade, no le encuentro pecado a tener un fetiche numérico. Es más sano que todas las demás formas de paganismo y muestra intenciones de racionalidad por parte del adorador.

Sé de gente muy inteligente que sigue cábalas y suele someterse a ejercicios ligados a determinado número de repeticiones de alguna actividad. Son conductas obsesivas, pero otorgan cierto equilibrio al que las tiene… no podemos quejarnos de un tipo equilibrado.

Un beso grande y saludos a tus primos del Once.
D.

Silvio dijo...

El número de fetas de queso cáscara colorada con salame que me comí anoche antes de dormir, mientras miraba en calzoncillos "Underworld" en la televisión, después de haber trabajado 11 horas, sea probablemente una de las cifras malditas, teniendo en cuenta el malestar hepático que siento mientras escribo estas líneas a hurtadillas en mi escritorio de la redacción de Diario Panorama.

Un abrazo gástrico.

Daniel Os dijo...

Intento cuidar, estimado Rainier, la pulcritud en mi ortografía y en mis uñas… aunque ambas me sorprenden frecuentemente con vergonzosos desaseos.

Sepa el Hombre de los Cuatro Ciclos que si el plan era asustar a los niños, lo ha comenzado a lograr conmigo.

Bloqueado de pánico,
Goku Bonavena (otro de mis yos)

Daniel Os dijo...

Fíjese, Silvio, que si lograra tajear una sopresata en cincuenta y dos láminas de idéntico grosor, una por semana en que se divide el año, la grasa de cada una de ellas dibujaría con sorprendente exactitud las constelaciones que forman el Universo.

En menos de doscientos gramos de carne de chancho compactada se oculta la sabiduría aún no revelada.

D.

Silvio dijo...

Estoy afilando con fervor mi tramontina favorito. Con precisión quirúrgica llevaré a cabo la tarea esta noche, mientras doy cuenta de unas aceitunas negras preparadas por Doña Rosi, popular por sus talentos gastronómicos. Cuenta la leyenda que comer 10 aceitunas sin respirar, otorgan a uno facultades extraordinarias, que me reservo contar (no hay que avivar a la gilada

Daniel Os dijo...

Paladee nomás su preciada decena y, mientras los giles seguimos sin ser avivados, rogaremos a las deidades que dotaron de dones gastronómicos a Doña Rosi para que las facultades sean las de abolir malestares hepáticos.

Cómo lamento no aparecerme por esa picada con un chianti de Felsina.
D.

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