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17 de enero de 2010

Hoy Es Mi Día

¿Cómo no iba a prepararle esos panqueques de frutilla con lo mucho que le gustan? Se los sirvo calentitos y con la fruta caramelizada, una bochita de helado de crema y… ¡A gozar de su sonrisa infinita!

Hoy a la mañana cuado la dejé en la escuela no me quiso dar beso, seguro que es cosa de la edad… besar a mamá delante de las otras niñas denota niñería, no puedo culparla. No sólo no puedo culparla, tampoco tengo tiempo yo misma para esas niñerías. Mientras le estiraba la mano para saludarla por la ventanilla del auto ya me estaba sonando el teléfono y, de algún modo, ya estaba trabajando.

No es que me disguste mi trabajo, al contrario, lo hago con mucho cariño, pero sí ya quisiera algún reconocimiento adicional. Cuando entré a esta compañía, hace nueve años, se deslumbraron por mi experiencia y las áreas en que puedo desempeñarme. No negociamos aquella vez exactamente el sueldo que me merecía, pero después de buscar empleo durante tanto tiempo acepté igual y propuse la idea de que se me especializara en alguna área para acabar liderando el equipo que la desarrollara. Fue bien aceptada mi iniciativa y, por la buena relación que mantengo con mi jefe, sé que algún día eso ocurrirá. A veces me pongo impaciente y siento que se me pasa la vida entre los mismos tres tabiques de aquellos primeros días, así que los renuevo con los dibujos y poemas que me hace Miri o las fotos de las vacaciones que nos tomamos los tres con Osvaldo. En realidad siempre aparecen ellos dos, una saca las fotos y no sale en ninguna… aunque hay una donde estoy yo en el medio y ellos dos besándome cada uno una mejilla… esa foto va cumpliendo años y no la renuevo, pero sé que si busco bien tengo varias más donde aparecemos los tres juntos.

Pero hablando de mi jefe, hace unos seis o siete meses me presentó con cierto rubor al nuevo encargado de mi departamento. Él sabía que yo aspiro a ese puesto, me lo presentó a la ligera y me aclaró que no se olvidaba de mis expectativas, dice que me tiene algo reservado. Le pregunté si hay algo más que pueda hacer yo por la empresa, que estoy dispuesta a dar un poco más porque ya quisiera aumentar un poco mis ingresos… me habló de la crisis, de las evidentes dificultades que estamos atravesando y de lo extraño que le resulta que yo no lo hubiera notado. Vi que se empezaba a enojar de nuevo y antes de que se ponga intratable y me levante la voz, como suele hacer, le renové mi fidelidad por la empresa hasta la falta de necesidad de un puesto o un salario que la justifique. Sé que si pudiera me daría lo que busco, mejor no presionarlo.

Aprendí a no presionar por Osvaldo. Él si fuerza las situaciones hasta que ellas se adaptan a él y no él a ellas. Se siente un hombre exitoso, para mí es un buen hombre que se desvive por su familia y que, aunque trabaja casi todos los días hasta las nueve de la noche, lo hace por el bienestar de Miri y el mío. Vive muy estresado, pero el trabajo le ha dado mucho. Mil veces me dijo que abandonara esa oficina de mala muerte, que con lo que él trae a casa yo podría dedicarme a ir al gimnasio, a la peluquería y al shopping todos los días… pero ni loca, no soy una mujer vacía que su marido la hace trabajar de esposa. Me hace bromas de que se me están cayendo las carnes y que me vendrían bien esas máquinas de ejercicios y esas cremas que vio en la tele… yo no lo molesto demasiado por la metamorfosis que sufrió estos diez años porque las pocas veces que lo hice me puso una carita satisfecha que parecía confesarme que todavía con las mujeres le va bien como hasta hace quince kilos, cuando la frente no le terminaba en la nuca.

No lo presiono porque nos llevamos bien, y aprendí a no presionar las cosas… todo va a dar buenos resultados si no dejo de hacerlo con el esmero con que hago todo. No puedo ocultar que a veces me desespero… cuando siento que es mucho el amor que doy, el que espero y el que no siempre se me devuelve, me da cierta impotencia, una rabia que logro controlar, y que la controlo precisamente por el amor que siento por mis cosas.

Ayer con Osvaldo estuvimos de aniversario y a la mañana, mientras me dejaba la taza del café en la pileta para que yo después lavara, me besó a las apuradas pero con esa sonrisa hermosa y enamorada de siempre y me dijo que a la noche saliéramos a cenar afuera. Papá me llamó al mediodía para felicitarnos, sabiendo que estando yo en la oficina no tendría oportunidad de hablar con su yerno. Es un dulce papi, ya mamá lo entrenó hace varios años para que no usara los aniversarios para proponerme que volviera a casa, ni recalcarme que ahí sí me quieren bien. Pero así son los hombres, creen que a su hijita nadie les va a dar el amor que ellos mismos le tienen y se ponen celosos de quien se nos cruce en la vida, sin importar qué tan buen candidato sea. Mamá sí lo saluda a Osvaldo y lo trata con una amabilidad que se parece mucho al cariño.

Lo llamé a Osvaldo a eso de las seis de la tarde para preguntarle si quería ir al restaurante del año pasado o si quería probar ese que se abrió hace unas semanas en la casona de la arboleda… en realidad le estaba recordando que era nuestro día y que no se le pasara la cena. Eligió el de la casona pero, por las dudas, cuando llegué a casa puse un roast beef en el horno. Algo me decía que se repetiría lo de cada tanto y anoche Miri y yo estrenamos vestidos y perfumes y cenamos con velas y tele. Antes de las diez de la noche ya ella dormía y, cuando yo estaba en la ducha quitándome el disfraz de aniversario, entró Osvaldo con flores y un paquete dorado enorme como sus disculpas. Mientras exponía sus razones, desagotó su vejiga y se fue a la habitación.

Yo sé que él quisiera trabajar menos, no por nada mantengo mi esfuerzo de aportar a la economía del hogar, por eso me sé tragar mi rabia y pensar en lo felices que nos hacemos. Entré a la habitación envuelta en mi toalla, apagué la tele que él miraba vestido y apenas recostado y le hice unas morisquetas para que se le achicara la culpa que le adivinaba en su carita. Me acerqué jugueteando unos movimientos seductores y entre risas me arrebató la toalla. Sus manos, sin explorar mi espalda, sin entrecortar mi respiración y sin mediar caricias suaves fueron directo donde más me gusta que vayan… él sí me conoce, pensé. Lo ayudé a desvestirse, besé sus labios, le dije las cosas más hermosas que siento por él y le hice todos los mimos que el tiempo me enseñó que le gustan, lo acaricié mucho y lo besé mucho preparándolo para disfrutarnos, pero eso que para mí fue el comienzo, para él lo fue todo. Es que trabaja mucho, pensé. Lo tapé mientras dormía y encendí la tele.

Imaginé a papá pidiéndome que volviera y quise hacerle caso. Me imaginé sola de nuevo sin saber cómo disimularlo en la oficina; una divorciada se ve como presa fácil o como una chiflada que el marido no aguantó más… nadie se va a apiadar de mí, más bien me van a criticar o llenarme de ofertas chabacanas. Miré al costado y traté de imaginarme sin Osvaldo. No pude, pero aprovechando que dormía le pregunté quién es, qué hace ahuecando el lado del colchón que no uso, porqué lavo su ropa, porqué digo que es el papá de Miri si Miri sólo tiene papá los fines de semana. Miri… ¿quién le explica que hasta hoy a la tarde mamá y papá eran felices y de repente se acabó todo? ¿Se acabó todo o es un pensamiento negativo en medio de una decepción? Fui a su dormitorio y me senté a los pies de su cama… cuando duerme sí es una niñita.

Qué desastre esa habitación, me dije. En silencio guardé ropa y papeles diseminados por todos lados, en penumbras puse medias en la cesta de la ropa sucia, besé a Miri y me volví a sentar a sus pies. Ahora sí estaba agradable su dormitorio. A media luz adiviné sus afiches, los peluches de sus estantes y todo el ambiente olía a ella… a sus manitos, a su cuellito de bebé transpiradito, a su moisés de mimbre de hace doce años. Me sentí en paz. Alcancé una armonía donde finalmente fui yo misma. Me olvidé que estaba en el cuarto de mi hijita y tuve la lucidez de percibir que estaba viviendo una vida ajena. En la oficina me mantenían por casi una década con mentiras y promesas mientras yo proponía dar más de mí. Mi marido me ama y me ignora en igual medida, me quiere ver dedicada a compras y gimnasios mientras mi aniversario lo festejo sin él, su cuota de pasión la satisface fuera de casa y la mía no se satisface. Lloré en silencio por no despertar a la niña y me dormí… no más de diez o veinte minutos y desperté renovada.

Entre sueños terminé lo que Osvaldo no tuvo energía ni ganas de hacer y al despertarme, incluso sabiendo que estaba en la cama de Miri, no quise detener mis manos, que sin mediar caricias ni palabras bonitas buscaron mi placer. Me asustó saber que podía erotizarme a centímetros de la cara de mi chiquita, y mi sensación de incorrecta me dio morbo y más satisfacción. Miri despertó y me miró desorientada, por el sueño pensé… o por ver a su madre animándose a lo que ella aún no. Me preguntó, la callé, y seguí. Cuando recobré mi conciencia no se me ocurrió más que amenazarla con lo que sufriría si entera a su padre o a alguien más de lo que acababa de ver, le eché en cara que tuve que ordenar su habitación a medianoche y que su madre no tiene jamás derecho a recibir placer… traté de ordenar mis palabras con alguna lógica, por endeble que fuera, pero sólo atiné a abandonar el lugar refunfuñando sin sentido.

Saqué de mi habitación el vestido y los zapatos que estrenaba, me vestí en el living y salí de casa. Una parte mía estaba invadida por el terror y la vergüenza de lo ocurrido en la pieza de Miri y otra parte acababa de entrar en la libertad de hacer lo que deseara por primera vez en años. Fui al restaurante de la casona intentando validar la reserva y darme el banquete que me había programado, pero ya estaba cerrado. Me subí a un taxi y le indiqué al chofer el camino del aeropuerto. No sabía dónde ir pero quería transformar el esfuerzo de Osvaldo en dinero gastado para mí. Londres, Roma y París retumbaban entre mis estupideces. En el camino el auto pasó por la zona de los hoteles exclusivos de la ciudad y, culposa, ordené bajarme ahí mismo.

Caminé pocas cuadras tratando de identificar el más caro, entré a uno con pianista en la recepción y una fiesta en la piscina. Pedí ser acercada al restaurante y, aunque no había recuperado el apetito luego de mi cena, encargué los platos más sofisticados y cené con champagne importado. Firmé la cuenta luego de agregar una propina de tres cifras a mi tarjeta de crédito. Me colé en la fiesta y, un impulso nunca antes experimentado, me hizo actuar de una manera que jamás habría previsto que gozaría. Me uní a conversaciones ajenas y no me privé de aportar todo tipo de inconvenientes y guarangadas, le robé el whisky a un caballero delante de su esposa y le manoteé la entrepierna lanzando carcajadas y provocaciones hasta que fui expulsada del lugar. Los encargados de la seguridad del hotel intentaron llevarme a la comisaría pero les rogué que me hospedaran esa noche hasta que se me pasara la borrachera y los convencí con más propinas de las que Osvaldo no me va a perdonar.

Elegí la suite presidencial del piso dieciséis, me metí al jacuzzi tibio con mi vestido y zapatos nuevos. Acabé con los chocolates y los tragos que ya no tenían ningún sabor, odié los espejos que me rodeaban y el maquillaje escurriéndose por mi mirada. Cambié mi hábito de dos cigarrillos diarios por los catorce que me quedaban en el paquete y me acerqué a fumarlos a la ventana. La bahía se veía hermosa iluminada por las embarcaciones que entraban y salían, más al norte se veían las luces del parque de diversiones y en la oscuridad del mar se reflejaba mi rostro contra la ventana. Me pregunté qué estaría haciendo a esas horas mi jefe… siempre tan elegante y yo, una empleada insignificante, en el hotel más caro de la ciudad, me acordé de mis panqueques de frutilla, de los besos que no me quieren dar Miri ni Osvaldo, de los que sí me daría mi papá y me odié, vomité, me reí, me apené, me insulté y me tiré.






32 comentarios:

alexia {All} dijo...

Excelente, me dejas con un sabor agri-dulce y comprendo que así damos comienzo muchas a volver a vivir...mas ilusionadas y vivas dentro de una espiral que nunca sabremos si es muy costosa o no, pero eso da igual.
Me ha encantado leerte, volveré, besitos desde mi orilla.

Daniel Os dijo...

Sucede con frecuencia, Alexia, que elegimos formas de vida que no sabemos dónde nos llevan… sin ir más lejos lo que acabo de leer en tu blog me lo recuerda. Pero sin dudas que peor es cuando no elegimos ninguna forma de vida y la vida nos sucede igual sin placer ni gusto por lo que hacemos.

Bienvenida por este espacio, un beso desde esta orilla.
D.

alexia {All} dijo...

Admiro a todos los seres que bajo prismas distintos descubren su verdadero rumbo, yo solo soy una explorada mas de nuevos (y confirmo con mi Blog) y diferentes placeres, debo confesarme traviesa al igual que perversa,jajaja pero créeme solo doy y recibo placer, es el trato acordado, el como, cuando y donde no lo se, porque se trata de eso: incertidumbre,sorpresas,pizcas de sal, de picante o de fresas, mi lema solo consiste en vivir y tienes razón, lo mejor siempre es después de jugar al sexo, volver cada uno a estar en el mismo nivel, porque no esta bien y tampoco es adecuado ir con cadenas todo el tiempo...mucho mejor volar libres.
Besitos y gracias por tus palabras.
Alexia

Daniel Os dijo...

No cuestiono los placeres que desconozco, Alexia, si embargo admito desconocer algunos de ellos de manera intencional.

Disfrute de su estilo de vida que por acá so sólo que no será juzgada sino que sus relatos despiertan curiosidad.

Bienvenida, nuevamente.
D.

Eterno dijo...

Me ha gustado el relato que hoy nos traes de esos devenires de la vida, esos pensmaientos caoticos que nos traen y desvelan nuevos rumbos inciertos y que a veces no nos atrevemos a caminar por ellos.
Saludos ETERNOS.

Anónimo dijo...

no me gusta leer tan largo pero como estas re fuerte te banco igual!!!!!!!
FLO

Daniel Os dijo...

Será cuestión, Eterno, de intentar la definición correcta para la palabra caos. Algunos llevan una vida completamente normal en apariencia y nada menos que caótica para sus propios análisis.

Saludos mortales pero renovables,
D.

Daniel Os dijo...

Muchas gracias, Flo.
D.

Marcela dijo...

Cuando uno no ve opciones en su vida, suele buscar las más extrañas, y las más destructoras. No sé por qué es así, pero lo he visto. Todo se solucionaría hablando, explicando o aceptando ayuda, pero eso a veces parece lo más difícil.
Besos.

☀Pau☀ dijo...

Como dice Flo un poco largo pero la verdad que es tan llevadero y tan fluída la lectura de tu cuento que no importa si sos lindo o no para leérselo todo de un saque.
Creo que está lleno de mujeres con una vida "perfecta" donde trabajan y atienden su familia y de repente se dan cuenta que su vida no le importa a nadie y no tienen ninguna vida por la que vivir.
Sos un escritor increíble Dany!!!!!
Muchos besos!!!!

SILVIA dijo...

la vida...ese cúmulo de propósitos y despropósitos. Y nosotros...seres atolondrados sin rumbo definido.
cada cual, a su manera.
Rebueno tu post de hoy Daniel!!!
PD: Yo quiero un bol de esos tan ricossss!!!
Mil besitos!!!

Maximiliano De Pietro dijo...

Este relato es como una señal de advertencia: Atentos, no nos demos cuenta de que no vivimos la vida que nos hace felices antes de que sea demasiado tarde. Muy interesante cómo tratas este tema en particular.

Abrazo de gol

Maxi

Daniel Os dijo...

A veces pienso, Marcela, que el impulso autodestructivo es el tiro de gracia que se infringe a sí mismo quien se sabe derrotado hace tiempo.

Por supuesto que hablando y pidiendo ayuda se trabaja en soluciones más sólidas, pero también puede ocurrir a veces que de la vergüenza, de la frustración y de la indiferencia no se regresa sin heridas mortales.

Que nunca suceda.
Besos,
D.

antonia obiol y corcoll dijo...

El cajón del velador siempre tiene secretos... la opción de tirarse es una planta de largo cultivo, algunas veces no ocurre nunca, pero en algunas almas siempre esta latente y no son los acontecimientos de la vida, es la nada que crece dentro... un dia la reconoces, te mira a los ojos y te deja ciego...
A.O.C.

Daniel Os dijo...

No sólo a las mujeres les sucede, Pau. La autopostergación por tiempo indefinido no es exclusividad femenina.

Vemos todos los días "estos huesos que vuelven de la oficina dentro de una gabardina con manchas de soledad" tal como los denuncia uno de los tipos más feos que conozco… en una canción (+) que me gusta mucho pero es muy larga.

Muchas gracias por tus bellas palabras,
D.

Daniel Os dijo...

Tal vez debamos, Silvia, quitarle el rótulo de propósito o despropósito y llamarlo vida. A secas. Y luego dedicarse a vivirla… ¿será tan difícil dejar de complicarse?

Un beso grande, amiga, y luego te envío esa receta.
D.

Daniel Os dijo...

Muchas gracias, Maxi. Si este relato nos dice "atentos" es señal de que llegó a tiempo.

Cuánto me alegro.

Un fuerte abrazo, mi amigo.
D.

Daniel Os dijo...

La vida nos enseñó virtudes, Antonita, como el sacrificio y la abnegación. Algunos llegan a olvidarse por completo de sí mismos y jamás aprenden que el egoísmo no es puramente vileza sino que tiene importantes componentes terapéuticos.

Los que terminan denigrándose e insultándose ya han saltado al vacío hace tiempo… al vacío en que han convertido su propia vida.

Que se seque esa planta, que esa cantidad abundante de agua y sol sea para uno.

D.

antonia obiol y corcoll dijo...

... el mundo habla de la vida como si la vida ocurriera afuera y no adentro...

A.O.C.

Daniel Os dijo...

Afuera o adentro pero la vida ocurre, mi querida Obiol y Corcoll. Que se nos ocurra, pues, que sea una vida.
D.

VAE VICTIS...!!! dijo...

Sacrificio y abnegación, que pedazo de valores, muy rescatables y casi ausentes en estos tiempos !!!
Gracias por sus salutaciones y augurios mi muy estimado amigo, como un espejo le reflejo lo mismo para usted, desde la distancia.
Aca estoy solo y desconsolado con un amor perdido o casi agonizante...
pero muy agradecido, ahora siento y vivo lo que siempre entendí: el signifacado de las polcas paraguayas que son de lo romantico de esta tierra, no hablan de amor, son sabias canciones de desamor...
Que tengas una hermosa semana colmada de alegria.
de corazón
vae

Daniel Os dijo...

¡Qué alegría su presencia por estos lugares, mi queridísmo amigo Vae! Sepa que se le ha echado mucho de menos.

En mi caso personal, mantengo cierta oposición hacia estos dos valores que mencionamos. Prefiero la dedicación incansable como un pacto explícito de intercambio de satisfacciones en cualquier tipo de relación (amorosa, de amistad, laboral, etc.) y rescato enfáticamente su refugio en el arte que, si bien no nos salva de los desencuentros, al menos llega directo a otras regiones del alma.

Disfrute de sus polcas, del amor a la tierra, a las mujeres y de todo tipo de desamores… sabiendo que anda disfrutando se hace más grata la espera de su regreso.
D.

Anónimo dijo...

la combinacion de sabores en el paladar es tan improtante como en la vida... vengo por mi rebanada de pancake porque este se ve muy bueno.
un abrazote!

María dijo...

Y sí, hay decisiones que son un tiro de gracia...

Hay vidas, que también lo son.

Daniel Os dijo...

Así es, Sonia, sin embargo hay sabores que no recomiendo… y no me refiero a chocolate con mayonesa sino a excesos en la vida que tienden a acabar con la misma.

De la torre de panqueques sé que habrá pocas quejas. Llévese su porción, con confianza.
D.

Daniel Os dijo...

Cómo me molesta que sea tan cierto, María. Como que sea cierto que de a ratos ni lo sabemos y estamos ejecutando formas de vida que nos corrompen hasta anularnos.

¿Cuál será la frontera entre derrochar gracia y darse el tiro de gracia?

Mil gracias,
D.

Silvio dijo...

Retrato de familia con perrito.

No sé cuando me bajarán los huevos y me animaré a renunciar de este diario de mierda.

Saludos desencantados de quien como siempre, disfruta su trabajo.

Daniel Os dijo...

Pasa en las mejores familias, amigo Silvio. Cada personaje ubicado en el sector del escenario que ordena el Director para representar la felicidad… y la obra no se la cree ni el perrito.

Tenga cuidado, no sea que un buen día renuncie a lo que luego descubra que era la armonía misma.

Saludos encantados de contar con su visita nuevamente,
D.

Anónimo dijo...

Finalmente, conseguí lo que estaba buscando! Sin duda disfrutando cada pedacito de ella. Me alegro de haber tropezado con este artículo! sonrisa Yo los he salvado de ver cosas nuevas lo que escribes.

Daniel Os dijo...

Qué bueno que le haya gustado, Anónimo. Regrese cuando lo desee.
D.

Anónimo dijo...

Buona spedizione e questo post mi ha aiutato molto nel mio assegnazione college. Gratitudine voi come i tuoi dati.

Daniel Os dijo...

Prego.
D.

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