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6 de octubre de 2009

Te Estaba Esperando

–Acérquese jovencita -le dije con la misma austeridad jocosa que siempre recibe con una sonrisa corta pero genuina-. Te estaba esperando.

La acerqué con fuerza contra mí, la miré a los ojos y antes que los de ella y los míos se empañaran le dije cuánto la quería. Se lo volví a decir y aunque ya me lo había escuchado mil veces, le gustó oírmelo. Se quedó callada al principio, le dio pudor pero se le leía en la mirada lo que estaba sintiendo. Después se animó, me abrazó fuerte y también me dijo que me quería.

A veces nos quedamos ratos largos sin decirnos nada y por romper el silencio, por temor a que el otro no lo esté disfrutando como uno, nos hacemos bromas. Nos matamos de risa… nos gusta reírnos de cosas absurdas, el otro día se hizo pasar por la dueña de una pastelería que me contrataba para atender su local. Por más de una hora estuvimos inventando sabores imposibles de dulces y condiciones ridículas de trabajo.

Caminamos un rato de la mano y me preguntó porqué le dije que la estaba esperando. Tiene la habilidad de transitar de un tema a otro con suave brusquedad, como cambiando de canal y adaptándose de la carcajada de una comedia a la seriedad de una confesión en una fracción de segundo.

–Cuando un hombre de a pie recurre al cielo para que se cumpla su anhelo es porque ya agotó sus recursos terrenales para conseguirlos -le confesé-. Y pedí que vinieras, porque te busqué con el alma y te esperé mucho tiempo… y ahora que te tengo no puedo más que disfrutar tu encanto, tu dulzura, tu magia, tu belleza.

Me dijo que también la hago feliz y sentí un cosquilleo frío que recorrió mi espalda y debilitó mis brazos y mis piernas. Creo que notó mi lagrimeo y fingió distraerse con el ruido de la calle para no avergonzarme. Cuando me quité los lentes oscuros que no se correspondían con el sol desfalleciente del atardecer, la vanidad me dictó más preguntas… quise escuchar de su voz qué la hace feliz de mí, induciéndola al absurdo de admitir y explicar la felicidad.

–Cómo me cuidás, cómo me divertís –desenvolvió sin titubear como si hubiera estado esperando mi pregunta.

Bajamos del auto y anduvimos unos metros hasta la pastelería. No se parecía a la de nuestra charla surrealista… eligió la torta de queso, decidió qué decoración agregarle y volvimos a casa a hundirle las nueve velitas.

–Tenés el don de hacer feliz a los que te rodean, mi linda… te merecés un muy feliz cumpleaños.



18 comentarios:

Romina E. dijo...

Mucha ternura tu relato!
Felicidades!

Daniel Os dijo...

Mucha ternura la loquita esa, Romina… despierta sensaciones que uno no calculaba que tenía.
Un beso,
D.

☀Pau☀ dijo...

Sos un papá muy dulce!!!!
Qué lindo que tu hijita sienta cómo la querés
(te cuento que durante todo el relato pensé que estabas hablando de tu novia)
Un beso grande y qué lindo leerte tan enternecido.

Susi DelaTorre dijo...

Estás conociendo uno de los amores más puros y desprendidos que se pueden llegar a sentir.

Esa niña... seguro que algún día, te explicará que los días que pasaba contigo, incluido ese cumple... fueron la FELICIDAD, que tú deseabas oir, definida desde sus labios!

Emocionante... Me ha encantado vivir tu sentimiento!

Saludos y un fuerte abrazo, Daniel !!

ade dijo...

- Daniel, ahí está ese es "El Amor", el verdadero el único. Lo otro lo que llamamos amor viene muy confundido, pobre amor.
Es tan hermoso lo que te salió del alma. Un gran beso para vos y para la dueña de las nueve velitas y de tu corazón. Ade

Daniel Os dijo...

Quién podría imaginarme, Pau, con una novia de 1,30 mts… En realidad te confieso que si yo tuviera nueve años y estuviera en su clase, trataría de que fuera novia mía… no hay niña más bonita en la historia de la humanidad.

Te agradezco mucho tus palabras, muy emocionantes.
D.

Daniel Os dijo...

Ay, ojalá se cumpla tu predicción, Lasosita… si esa niña llega a alcanzar en su vida la décima parte de la felicidad que le deseo, será la mujer más dichosa de la Tierra.

Un beso grande y gracias por acompañarme,
D.

Daniel Os dijo...

La verdad, Ade, que llamamos amor a tantos sentimientos insanos que me sorprende gratamente que aún no hayamos desvirtuado éste tan puro y desprendido, como lo definió genialmente Lasosita.

Muchas gracias por tus palabras.
Te mando un beso,
D.

Mercedes Pajarón dijo...

Bueno, aunque ese "Te estaba esperando" no es para mí, me ha hecho gracia encontrarlo la primera vez que te visito, ja, ja, ja!

Me ha parecido un escrito fantástico, lleno de ternura, emociones intensas, muy bonitas...

Gracias por pasar por mi blog! Ahora soy yo la que regresa a sus quehaceres...

Daniel Os dijo...

Qué bueno, Mercedes, que te haya gustado lo que me atrevo a compartir públicamente de las miles de tonteras que le digo a mi hija.

Desde ahora sí te estaré esperando.
D.

Claudia Sánchez dijo...

Hermoso! No hay nada que pueda compararse al amor por los hijos. Nada.
Entrada emocionante!
Besos

Marcela dijo...

Y como se merecen feliz cumpleaños, feliz navidad, feliz vida, después de toda la felicidad que nos dan.
Hermoso!
Besos.

Daniel Os dijo...

Si lo sabrá usté, amiga Claudita… nunca hay un momento indiferente con ellos, o se los tapa a besos o se los quiere estrangular. Hoy a la mía le toca lo primero.

Besos para tí,
D.

Daniel Os dijo...

…Y mi pedido ególatra, Marcela, es que de tanta felicidad también repartan. La felicidad y el fuego se parecen en que al compartirlos no se reduce la cantidad que nos queda.

Otro beso para vos, y ya que andamos de besos e hijos, otro para tu hija.
D.

antonia obiol y corcoll dijo...

Que hermoso, la niña crece, se hace grande y tiene un papá chocho que la adora... bonita forma de crecer...

Besos

LOS CAMINOS EN TODAS SUS FORMAS dijo...

Danny Danito!! alias el Gran Dranto, ilusionista y nigromante; con esa pinta tremenda podrías ser modisto de espantapajaros. Un Karl Lagerfeld de espantacuervos en todos los campos y cultivos de toda america latina. Todavia tenís los bototos amarillos?

Un gran abrazo del rodado, del sulky sin caballo y felicitaciones por el cumpleaños de tu hija querida

Daniel Os dijo...

Espero, Toñita, que esta forma de crecer le parezca bonita también a ella… le tocó un padre que chochea y ojalá le guste, porque así son las cosas.

Besos para vos también,
D.

Daniel Os dijo...

Querido Diario:

Si no fuéramos apenas post-adolescentes diría que la edad nos está poniendo memoriosos… cómo se acuerda, amigazo, de nuestro mago de ficción "El Gran Dranto, con su asistente la escultural Salomé" y mi viejo calzado excéntrico.

El tiempo me ha dejado la cabellera algo más pinchuda, riguroso glamour y los recuerdos mansamente lacios.

Te mando un afectuosísimo abrazo, mi rodado amigo… el Hombre de los Cuatro Ciclos.

Todo un homenaje tu visita por estos pagos insolventes.
D.

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