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16 de noviembre de 2010

El Poder De Una Buena Historia




…entonces me pusieron en un camión y así es como llegué acá.

–Es increíbe, ¿escuchaste eso, mi amor?
–Sí, asombroso.

Nunca subestimes el poder de una buena historia.







34 comentarios:

Maga h dijo...

Me puedo reir todo, todo lo que se me de la gana?

Y sin subestimar la historia, obvio!...solo es que me causa gracia que el señor de traje se haya creído que este jovencito haya sobrevivido a semejante balacera!

Abrazo!

Marcela dijo...

Genial, genial, genial!!
¿Se puede contratar a ese chico para hablar con acreedores y con familiares que no aceptan mis excusas para estas fiestas??
jaja
Me encantó este cultivo ajeno.
Beso.

SILVIA dijo...

¡Surrealista! Verdaderamente nunca hay que subestimar una buena historia, pero mucho menos hacerlo con un buen contador de las mismas...
Besotes!!!

Daniel Os dijo...

El hombre de traje estaba dispuesto a creerse todo, Magah, ganarse la complicidad de un espectador es más o menos lo mejor que le puede pasar a cualquier historia.

Ría, si gusta. Un abrazo,
D.

Daniel Os dijo...

Se viene la temporada de mentiras y excusas, Marcela, pero no creo que necesites de talento ajeno para inventarte algo creíble. Los que seguimos tu trabajo te damos crédito.

Un beso grande y buena suerte con parientes y acreedores.
D.

Daniel Os dijo...

Tocaste un punto interesante, Silvia, es un fenómeno curioso que buenas historias en manos de un mal narrador las hace desvanecer; como también es cierto que malas historias contadas por profesionales... pueblan la taquilla cinematográfica.

Un beso grandote,
D.

Maga h dijo...

Y que bueno también que usted ande otra vez por acá!

Daniel Os dijo...

Gracias, Magah, me encanta andar por acá… a veces el allá se interpone y le arrebata a uno las opciones…

antonia obiol y corcoll dijo...

Que buena!, yo pensaba que el Kojo tenia todas las historias... Esta es mejor...

Besos
AOC.

Daniel Os dijo...

No se queje de su inocente marido, Antonita, que me ha arrastrado a los más oscuros lupanares sólo para hacerme testigo de que es incapaz de dedicarle siquiera una mirada procaz a las profesionales del amor.

Un beso grande, amiguita.
D.

Epístola Gutierrez dijo...

Ja ja ja ja, no puedo parar de reírme.
No subestimo el poder de una buena historia, pero en este caso no es una historia muy creible.
Sí puedo decir que el muchacho es muy convincente. Y que el señor de cuernos (perdón, quise decir de traje) es demasiado inocente.
Gracias por compartirlo, es genial.
Que tengas muy lindo día.
Un beso.

Romina E. dijo...

Yo a ese señor (el del placard) me lo llevo al trabajo para manejar el personal... MUY BUENO!
Beso!

Daniel Os dijo...

Para nada creíble, Epístola, pero siempre nos creemos lo que nos queremos creer. Apoyo la conducta de abrir un libro o ir al cine con los niveles de ingenuidad tan alto como nos sea posible… de otro modo Juilo Verne hubiera sido guitarrista y, si uno no lo quiere, Superman no vuela.

Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Encantador el escapista, ¿verdad Romina? Creo que te sería muy útil como aliado, pero no olvides tenerle siempre un ojo encima…

Un beso,
D.

SILVIA dijo...

Por diversas causas, no podré visitarte tanto como yo quisiera. aún así, te sigo de cerca... Besos mil!!

Daniel Os dijo...

Espero que esas causas expiren pronto, Silvita, por lo leído en tu blog creo entender que hay alguna relación.

Y nos seguimos de cerca, visitándonos tanto como nos sea posible.

¡Un beso enorme enorme!
D.

Fete dijo...

Buenisimo!!!

en mi regreos, no queria dejarme de pasar por tu casa a saludar.

Un fuerte abrazo.

Jorge Arbenz dijo...

Pese a todo lo que puedas pensar, yo también me he reído...aunque la vida sigue siendo una mierda :P

Mercedes Pajarón dijo...

¡Memorable!
Me recuerda a las historias imposibles que le explico a mi señor esposo cuando desaparece misteriosamente algún dulce que él andaba buscando sin éxito por la cocina...!!
Quédese por su blog, señor Os, no se vaya muy lejos.
Besos.

MAR dijo...

Sí!, esta muy buena.
Cariños para ti.
mar

Anónimo dijo...

Para no hacer el ridiculo, mucha gente no tiene mas remedio que aceptar las historias que les cuentan.



un abrazo

Daniel Os dijo...

Qué gran gusto, Fete, el de volvernos a encontrar. Y como el regrrso no puede ser de otra forma, pronto me daré una vuelta por tu casa también.

Un gran abrazo,
D.

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Imagino, amigo Jorge, que los hombres advertidos del sentido trágico de la vida ríen con similar frecuencia que los demás, pero también con más autoridad… la que da el suspender la consciencia sobre lo inveitable para darle un espacio a lo cotidiano.

Un fuerte abrazo,
D.

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No se preocupe, mi querida Merceditas que si de algún sitio me retiro no será precisamente del que tantas satisfacciones me ha dado. Al menos hoy.

Ahora, si pretende sobornarme ofreciéndome dulces, sepa usted que está frente a un alma de temple incorruptible… en otras palabras: acepto.

Un beso grande, mi amiga.
D.

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Me alegro que te haya gustado, Mar, te mando un beso grande.

D.

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Es cierto, Tauro, fingimos creer puertas adentro lo que sería bochornoso ventilar públicamente… y a veces hacemos igual el ridículo contando historias reales que luego nadie nos cree.

Un abrazo,
D.

Anónimo dijo...

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Daniel Os dijo...

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Claudia Sánchez dijo...

Una vez más, tu posteo no tiene desperdicio Daniel. Pasada la carcajada inicial y el raudo pensamiento ¡Quéhijodeputaloqueseleocurrió!, quisiera resaltar el comentario de Silvia. Más allá del contenido de la historia, la forma de contarla y sobre todo el énfasis en presentarla como una historia real hacen al mérito de la obra. Sobre todo en los tiempos que corren y vuelan. Me encantó!
Besos,

Daniel Os dijo...

De igual manera, Clau, coincido con vos en lo acertado del comentario de Silvia. Hace pocos años, se acaloró un debate [+] en la Sociedad de Escritores y Escritoras Argentinos donde un grupo menospreciaba la estética de una narración en pos del relato por sí mismo, mientras que el otro apoyaba la estética del lenguaje como instrumento para el arte.

Lo que más me apena de ese debate es que nadie tuvo talento para erigirse como un autor en cuya obra convivan las dos virtudes… pero eso ya es tema para otro debate.

Un beso grande para vos,
D.

Malena dijo...

El secreto está en los ojos (u oídos) del destinatario del cuento.
Solo cree el que quiere creer más allá de las bondades de la historia.

Daniel Os dijo...

Exacto, Malena, es lo que en teatro llaman la simpatheia aristotélica… aquello de que el espectador espera de la obra un espejo de la realidad y genera un juego curioso de complicidad e identificación.

Texto y contexto en un mismo plano, demasiado hábil habrá que ser para andar con todo eso en la punta de la lengua a la hora de escaparse en calzoncillos de un armario.

Un beso,
D.

Yemaya dijo...

Así es, las buenas historias dejan huella..
Besos y susurros dulces

Daniel Os dijo...

Bienvenida, Yemaya. Desde este modesto espacio trataremos de encontrar alguna huella que nos agrade compartir.

Prometo pronto conocer también tu blog.
D.

Steki dijo...

Estoy en el diario y no puedo ver el video. Pero me parece me parece que ya me imagino de qué se trata, jaja. Mañana vuelvo!
Beso de finde para vos.

MAR dijo...

Feliz fin de semana.
Besos
mar

Daniel Os dijo...

Un breve resumen para que no tengas que ver el video en el diario, Steki:

"Un veterano de guerra, confinado a su silla de ruedas aún conserva su espíritu guerrero y es enviado a una misión a Pandora, donde un consorcio económico-militar amenaza con acabar con los recursos naturales y la cultura de los lugareños..."

Creo que me confundí de guión... igual esto es más cortito que Avatar, cuando quieras miralo que está bueno.

Te mando un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Igualmente, Mar.
Que la pases lindo,
D.

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