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6 de julio de 2010

Menos Preocupados y Más Ocupados

¿Cierto que son hermosos, dulces y esperanzadores los dibujitos que los niños nos regalan para mostrarnos su sana visión sobre el cuidado de nuestro planeta?

Francamente no, afirmaba yo hace unos días en un debate propuesto por mi amiga María, el más austral de los talentos literarios.

Llevamos ya décadas de entender la ecología como un asunto de niños. Dibujitos de soles con trazo de crayón y frases encantadoras como "planeta verde" o "cuidemos nuestra casa" vienen siendo perfectamente inútiles, salvo para que en las escuelas se repuje menos aluminio y se enseñe más a hacer papel reciclado en la clase de Actividades Prácticas.

Cuando Occidente decidió tomar consciencia de que se debía hacer algo por la ecología, los actuales líderes de corporaciones y países tenían entre diez y treinta años de edad y, a pesar de que pintaron bellezas sobre la ecología y leyeron comprometidas redacciones, hoy son responsables de que el planeta sea un basural más enfermo que durante los inconscientes años setenta.

Ya no quiero ver más dibujitos, lo siento. Son muy tiernos pero me revuelve el estómago verlos como único antídoto contra los quince mil barriles de petróleo que se derraman a diario desde hace dos meses en el Golfo de México, mientras los presidentes dan discusos acalorados, se disculpan, prometen y aceptan una multa a la British Petroleoum por veinte mil millones de dólares.

De nada sirve la multa si luego se sigue extrayendo petróleo con las mismas técnicas ecológicamente abandónicas de hoy, de nada sirve ver enojados a los gobernantes si no se explotan aquellas otras energías que arrojan menores dividendos, de nada sirve que yo lo diga por acá y no logre ser escuchado por allá, pero de menos aún sirve reírse de los niños poniéndolos a soñar con un planeta que no verán. Para ficción, que vuelvan a los textos de Verne o de Twain. Ya no puedo enternecerme por un pajarito volando en un cielo de témpera celeste sin asumirme miembro de una partida de imbéciles.

Que los niños no dejen de dibujar por la paz en el mundo y el cuidado de nuestro planeta, a no malinterpretarme. No dejo, sin embargo, de pretender que no sean ellos quienes se carguen la mochila de los que prometieron hacer de éste un mundo mejor. Emocionantes expresiones, pero para asombrarme realmente habría que hacerme ver que los presidentes de EE.UU., de China o de Toyota dedican tiempo, intelecto y energía en aprender a pintar, esculpir o recitar obras artísticas con el mismo entusiasmo y preocupación de quienes pintan hojas de cuaderno.

El arte despierta consciencias, abre las mentes y contagia el mensaje. A largo plazo, muy largo tal vez puede que el arte resuelva. Vaya, si así fuera, todo mi compromiso. Si se tratara, en cambio, de unos pocos valientes que invitan a soplar contra el huracán, guarden a mis quijotitos de hacerlos creer que pintaban por una causa, los necesitamos puros de descreimiento por si el futuro llega.

¿Indignación o dignidad? De indignado no se hace más que contar y esparcir la rabia, pero ¿qué puede la dignidad contra el petróleo derramado en el Golfo de México, la proliferación de armas biológicas luego de comenzado a tratarse el desarme nuclear o la explotación del hombre a través de modos modernos de esclavitud (prostitución, desempleo, deserción escolar, etc.)? Puede que podamos poco, pero de ser así hagámonos cargo como adultos y no exclusivamente poniendo a los niños a dibujar.

¿Qué puede hacer un adulto? O menos abstracto, ¿qué hizo usted hoy por el medio ambiente? ¿Donó dinero a alguna entidad ocupada en el tema? ¿Evitó imprimir un texto que podía leer en su pantalla? ¿Tomó agua de la canilla en vez de envasada? ¿Indagó qué marcas famosas atentan contra el medio ambiente, el comercio leal o las libertades individuales de sus operarios? ¿Evitó el uso de esas marcas? ¿Protagonizó algún debate con ánimo de reclutar mentes o despertar a las aún no enteradas? ¿Redujo el uso de plásticos, electricidad, madera, carbón o petróleo?

Mi alegría si a alguna de esas preguntas alguien contestó que sí. Y también mi desazón... mientras hoy apostábamos a un mundo más sano, quince mil barriles de petróleo se fueron al las aguas del Golfo de México en manos de una empresa cuyo presidente fingió lamentarse por los daños que luego minimiza a la hora de los recuentos.

No hacemos más que minucias, y sigamos haciéndolas, si todo eso genera algún impacto en nuestras mentes, tal vez también en otras. Son minucias... hasta que lleguen a impactar en la mente de algún hombre de Poder.








23 comentarios:

Steki dijo...

Priiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!
Hola Dani!
Tremendo tu post. Es verdad. Le endilgamos a los niños dar una imagen del Mundo que queremos, pero... qué hacemos nosotros por ello? Yo no soy partidaria de aportar dinero a entidades que no sé qué van a hacer con lo que recaudan, a pesar de que se llamen Greenpeace. Prefiero hacer el trabajito de hormiga. Me da rabia -después de haber vuelto de España- que acá todavía no tengamos los contenedores para separar la basura. Acá seguimos poniendo todo junto.Sí hay en algunos comercios unos botellones para dejar las pilas ya usadas. En el diario también lo hay. Pero estamos a años luz de asemejarnos a los que realmente han inculcado la conciencia en la comunidad.
Te dejo un besote y otro a la más austral de nuestras amigas.
Y vos... hacés algo? Estoy segura de que sí. Después me contás.
Otro beso,
STEKI.

Daniel Os dijo...

Yo prácticamente no hago nada, Steki, trato de salir de la indignación camino a la dignidad y sólo me salen algunas minucias… como venir a contar acá lo que veo, difundir consciencia con los medios limitados con los que cuento, colaborar con unas pocas entidades en las que creo, reducir el uso de papel, promover la botellita de aluminio por sobre la de plástico, evitar la bolsa de nylon nueva, asistir a algunos eventos y educar a mis hijos pensando en el medio ambiente. Así y todo, en mi barrio también comienzan a escasear los recursos naturales.

Un beso grande, amiga.
D.

Claudia Sánchez dijo...

¡Hoy me madrugaste! Y hablando de explayarse, te leí completo de Cierto a Poder.
¿Sabés que? Yo soy más escéptica. Lamentablemente ya puedo observar a las generaciones de adolescentes que fueron instruidos en el cuidado del medio ambiente importándoles un pito a la vela el reciclaje, la basura y la energía. Y tienen razón. Ellos están siguiendo ejemplos. De nada sirvieron los dibujitos. Opino como vos. Prefiero que no los hagan. No les digan nada, no me los hagan escépticos como yo. Todos vivimos en una gran mentira pro ecologista. De nada sirve separar la basura si se continúa renovando el celular cada año, si todos los juguetes funcionan a pilas, si seguimos consumiendo cada vez más cosas innecesarias, alimentos procesados, y ropa que nunca se llega a usar.
Yo sí hago, a diario. Mantengo la austeridad en todo lo que puedo y educo a mi hijo de la misma manera. Pero no lo hago bajo el lema de "hay que cuidar el planeta". Simplemente trato de que no derroche lo que tantos no tienen y que se conforme con lo mucho que posee en comparación con otros. Y que valore lo que cuesta cada cosa en su justa dimensión.
Por ahora voy ganando. En unos años, no sé.
Te mando un beso grande. Y otro para la Inmensa Ausente.

miralunas dijo...

me ha dado usté de frente y de perfil con este post. yo también hago minucias. le he enseñado a mis hijos y le enseño a mi nieta. Pavadeces, nada contra los que se andan creyendo los dueños de la Tierra y ni escuchan su enojo. absurdo consuelo pensar en que ellos también lo padecerán.

ah, he andado por esos sitios que menciona, claro.

y he ido a visitar a maría. gracias por eso!

abrazo, daniel

MAR dijo...

La verdad me parece HORRIBLE E INACEPTABLE!
Tanto daño causado, queda rescatar la inocencia de los niños y su creatividad, al menos eso no se ha perdido aún.
Besos para ti.
mar

Marcela dijo...

Hace varios años atrás decidí reciclar papel. Por motivos laborales tenía toneladas de papel que podía reutilizar. ¿Cómo se hace? me pregunté. Después de preguntarle a conocidos (aún no tenía internet para googlear estas cosas!), noté que nadie sabía. Usando la lógica, busqué el teléfono de Greenpeace, seguramente ellos iban a saber orientarme. Me atendió una chica muy amable. Me felicitó por mi inquietud... pero no sabía reciclar papel, ni conocía a nadie que lo hiciera. Le pedí el teléfono de alguna otra organización, información sobre algún curso, alguna empresa que reciclara papel... Nada.
A veces creo que, como en casi todo, se buscan las grandes luchas, dejando de lado los pequeños detalles que todos podríamos aportar. Quieren salvar el mundo, y no piensan en limpiar su vereda. Eso solo, demuestra que muchos discursos ecológicos son mentira.
Muy bueno tu análisis, Daniel. Y estoy de acuerdo.
Besos.

antonia obiol y corcoll dijo...

Cuando se acude a los niños para campañas publicitarias de este tipo me imagino que no les cuentan la verdad del horror de ese desastre y otros miles que nos rodean... Al final una campaña basada en la inocencia infantil solo hermosea lo feo...

Besos

Daniel Os dijo...

Qué pena me da, Claudita, sentir que tenés razón. A veces da ganas de remar contra la corriente y privarse de una que otra practicidad que da el plástico, pero pronto se da cuenta de que está más o menos solo en esta cruzada.

Ojalá estemos camino a un cambio, aunque confieso que en medio del borrón no diviso camino a qué.

Un beso grande,
D.

Daniel Os dijo...

No soy de espíritu pesimista pero en materia de ecología, menos aún optimista, Miralunas. No dejo de hacer varias minucias pero, como quien sigue dándole cuerda a un reloj descompuesto, tengo una sensación estéril que el entorno no me mejora.

Mis hijos no usan botellas plásticas pero tampoco me interesan los certámenes de "pintemos contra las petroleras" a que las tabacaleras los arrastran.

Gracias por visitar esos sitios. Ahí se está poniendo mucho esfuerzo en que el mundo sea un lugar mejor y más justo.

Abrazo,
D.

Daniel Os dijo...

No se ha perdido aún la inocencia en buena tajada de los niños de la humanidad, Mar, y propongo preservarlos del abuso corporativo ahora, que todavía tienen los deditos limpios de témperas y pueden pintar lo que deseen... no lo que les piden.

Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

Es descorazonador, Marcela, si en Greenpeace hay un solo miembro que no sabe cómo reciclar papel, puedo imaginar cuánto de compromiso hay en su propaganda y cuánto de política.

Lamento mucho la hipocresía que abunda entre los que se llenan la boca con dolores que no sufren por el cuidado de la Tierra. Son los mismos que terminan enseñando en las escuelas a reciclar papel... para pasar el problema a la próxima generación.

Un beso,
D.

Daniel Os dijo...

No existe forma de expresarlo con mayor lucidez, Antonita, se hermosea lo feo.

Sigamos extrayendo carbón, oro, petróleo o derrochando agua. Fraccionemos los recursos agotables, imprimamos sobre sus empaques plásticos bonitos triangulitos verdes y dejemos que los incautos crean que estamos protegiendo al mundo.

Y estas bellas criaturas, si llegan a adultos comercializarán maderos en vías de extinción.

Un beso grande,
D.

Marcela dijo...

Me quedó algo atragantado de mi comentario.
Yo no puedo saber si la charla que tuve hace años con esta telefonista sobre el reciclado de papel refleja la actitud de Greenpeace o la de una empleada a lo mejor con un mal día, o cumpliendo horario, o sin interés ella en responderle a una desconocida que un día decide interesarse en el reciclado de papel. No volví a comunicarme con Greenpeace. A lo mejor, si me atendía otra persona el resultado era diferente. Aclaro esto porque al releer mi comentario parece una crítica a esa asociación y no lo es. No los conozco lo suficiente como para criticarlos. Pero sí creo que se reflejó una realidad: lo que todos podríamos hacer es dejado de lado en busca de objetivos mucho más difíciles por no decir inalcanzables.
Bueno, eso.
Besos de nuevo.

Daniel Os dijo...

No te precoupes, Marcela, que no fue interpretado como una crítica a Greenpeace. En todo caso, hay algunas entidades benefactoras que se han ganado mi displicencia y Greenpeace es una de ellas, igual que Amnesty International… pero no pretendo llevar este diálogo al plano político.

Parte de mi crítica es que son esas las entidades de las que se pretende extrema consistencia y, cuando suman a su movimiento miembros que desentienden de lo que el público les va a consultar, exponen una pequeña muestra de que frente a la prensa internacional y levantando el teléfono, tienen conductas disímiles… no es culpa del tipo que escuchó el teléfono y atendió de onda, es culpa de Greenpeace no formarlo antes de atender.

Y es en ellos en quienes muchos confían que la humanidad tiene planes nobles y sabe cómo concretarlos.

Otro beso,
D.

Marcelo dijo...

A mi me gustan esos dibujos y todo lo que aprendo de mi hija con acciones como esa.
Ella tiene siete años y a veces me parece que es una ecoterrorista, porqu me reta si dejo una luz prendida, por ejemplo. Mi hija es mejor que yo y me hace mejor a mí. Y si bien hablamos del tema, lo aprendió en la escuela. No alcanza para detener el escape de petróleo? Claro, pero para mí forma parte de una generación que va a ser más difícil de engañar, porque tienen la información incorporada en el disco rígido.
Para nuestra generación, la ecología empezó siendo una distracción de chicos con plata (hablo de 20 o 30 años para atrás) y ahora somos unas pesonas a las que les cuesta afeitarse con la canilla cerrada. Yo celebro esos dibujitos, me dan más esperanza que nuestras mini acciones que muchas veces las siento hechas más para calmar nuestra culpa que para mejorar el mundo.
Un abrazo!

Maisa dijo...

Se me ocurren varias cosas.
En primer lugar, que me gustaron tus reflexiones y tu rica y clara manera de expresarlas.
En segundo lugar, que hace unos días me encontré pensando cuánto mejor sería el mundo si todos las personas dedicáramos algún espacio de nuestro tiempo en explorar algún arte.
En tercer lugar, que hace unos meses atrás me invitaron a escribir para una revista de cultura hispanoamericana y francesa, habiendo sido uno de los temas propuestos "Ecología". Pensé y pensé sin que ninguna idea clara y sensata se me cruzara entre las neuronas... Vaya, que éste sería un excelente artículo...
En cuarto lugar, que hace dos meses disfruté algunas de las hermosas playas que hoy sufren ese derrame...
En quinto lugar... bueno, esa me la reservo. Vale?
:)

Anónimo dijo...

Ayer crei haber escrito el comentario y lo borre, hoy intento hacerlo de nuevo, la verdad de la milaneza es que a muy poca gente le interesa este tema. Hace unos años atras en una oportunidad tuve un encontron con un ecologista el me acuso de contaminar el ambiente con el humo de mi cigarrillo y en respuesta yo le dije que el contaminaba mucho más con los gases de su vehiculo. ¿Quien tenia razon?
Mucha gente se rasga las vestiduras, pero sin embargo siguen utilizando sus vehiculos, desodorantes en aerosol, refrigeradores y botando basura en las calles. La anecdota del papel reciclado yo la asumo en toda su validez.
un abrazo

Emilia S dijo...

Hola!
Permiteme presentarme soy Catherine, administradora de un directorio de blogs, visité tu blog y está genial,
me encantaría poner un link de tu blog en mis sitios web y así mis visitas puedan visitarlo tambien.
Si estas de acuerdo no dudes en escribirme a munekitacat@hotmail.com
Exitos con tu blog.
Un beso
Catherine

María dijo...

Ya van dos comentarios que no salen publicados, estimado amigo Os.

Por si sale este, resumo lo dicho anteriormente: por un lado, gracias a los que me recuerdan en la ausencia, por otro, el destacar las ideas leídas entre los comentarios acerca de el valor y la posibilidad de transmisión hacia los adultos desde los más jóvenes; la parálisis frente a los grandes objetivos que parecen imposibles cuando hay pequeñas cosas posibles...

En fin... vaya a saber qué prurito ecológico recicló mis comentarios precedentes.

Excelente artículo, muy apropiado para difundir.

Mercedes Pajarón dijo...

Hace años, mi cuñada casi me provoca una úlcera de estómago cuando, en pleno frío invernal, estaba ella en su casa con camiseta y a casi 30 grados centígrados de temperatura. "¿Por qué no bajas la calefacción y te pones un jersey?", le pregunté, pobre ignorante. Y me respondió que como era calefacción central...
¿Es esa una respuesta de un adulto con hijos? ¿Sirvió de algo mi encendida crítica posterior?
Y no sigo, porque esa es la punta del iceberg...Tampoco recicla nada, claro. El problema es que no se trata de una actitud aislada; todavía hay DEMASIADA gente que actúa de esta manera...
Bonita herencia, la que dejamos a los niños de hoy: un planeta podrido y mucha, muchísima estupidez.

SILVIA dijo...

Regresando de las vacaciones, disculpa mi ausencia. Prometo ponerme al día poquito a poquito. Besos!!

Daniel Os dijo...

Muchas gracias a todos por sus valiosos comentarios. Lamento no haberme detenido en mi costumbre de convertirlos en diálogo, pero sepan comprender… uno cree que planifica vacaciones y no hace más que trabajar extra para lograr desaparecerse unos días.

Saludos afectuosos Marcelo, Maisa, Tauro, Muñekita, María, Mercedes y Silvia. ¡Nos seguimos leyendo!
D.

MAR dijo...

Hey, hoy vi un reportaje espantoso sobre la matanza de delfines en Japón, al menos esto me dejo un poco tranquila...que la carne de delfin tiene mucha cantidad de mercurio entonces es muy dañina para la salud, al menos así no los matarán por $, pero igual me dejo muy triste.
Cariños para ti.
mar

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