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23 de abril de 2011

Super Ramírez

El Dr. Ramírez era un pediatra de un barrio tradicional de la capital. Se sabía adoptado a pesar de no haberlo escuchado directamente de boca de sus padres, con quienes tenía un profundo afecto aunque no basado en una comunicación fluida.

Sin saberlo, había nacido en el planeta Menusco, a cuatro galaxias de la nuestra. Sus padres naturales, ante la inminente destrucción de su planeta por una revuelta civil de magnitud global, envolvieron entre sedas al recién nacido Príncipe del Imperio Planetario y lo enviaron en una nave al espacio, con las esperanzas de que una nueva tierra lo abrigara.

Allí fue encontrado por una pareja de ancianos que, al no haber tenido hijos, decidieron adoptarlo, criarlo, abandonar su vida campesina y mudarse a la gran metrópoli, donde dar con más oportunidades y acceder a buena formación universitaria.

Desconociendo su origen extranjero y, menos aún, que había sido emplazado en una atmósfera de distinta densidad donde su anatomía alienígena reaccionaba con habilidades extraordinarias, el Dr. Ramírez llevó una vida terrícola y terrenal en la que jamás se vio expuesto a descubrirse con súper poderes. A los ciento setenta y seis años de edad, aún se lo ve joven y vigoroso. Ingenuamente, con su vista atraviesa los tejidos de sus pacientes y revisa sus órganos internos sin mediar radiología, con la total convicción de que todos los médicos practican el mismo método. A la velocidad de la luz asiste a más de treinta emergencias al día, atribuyendo a la adrenalina de la actividad el ser impulsado a velocidades atípicas.

Una tarde le confesó discretamente a su novia, con la vergüenza de ser visto como un presumido o un loco, que más de una vez en sus prisas creyó sentir sus pies despegándose del suelo, y que sospecha que si se atreviera a correrle una carrera a un atleta profesional, o incluso un tren bala, la ganaría… pero también sabe que no es posible, que su destino está en el consultorio combatiendo el catarro de sus pacientes.







29 comentarios:

Jorge Arbenz dijo...

MAgnífico relato. No me importaría nada tener alguno de esos poderes, amigo.

Daniel Os dijo...

Tal vez los tenga, mi querido Jorge. ¿Ha inquirido usted a su familia sobre sus orígenes? Tal vez yo esté hablando con el único poeta antibalas y ninguno de nosotros dos lo sabía.

Un abrazo súper afectuoso,
D.

Humberto Dib dijo...

Hola, Daniel, vi tu comentario el en blog de Malena y me dio curiosidad de entrar, me pareció muy bueno, voy a quedarme por aquí como seguidor, si me permites.
Si tienes ganas (sólo si tienes ganas), te invito a pasar por el mío.
Un saludo.
Humberto.

www.humbertodib.blogspot.com

Daniel Os dijo...

No lo permito, Humberto, lo disfruto… y más viniendo del blog de Malena.

Un fuerte abrazo, bienvenido por este espacio y prometo pronto visitar el tuyo.
D.

Romina E. dijo...

Me resultó muuuuuuuuuuy tierno!!!
Aunque mas que alienigeno ese sr. creo yo sufre un gran mal, se llama: vocación... y es terrible!!! jajaja
Muy bueno, me encantó. Se lee fácil, con placer y eso es importante.
beso!

Daniel Os dijo...

Muchas gracias por llamarme tierno, Romina, ¿o hablaba del relato?

Bueno, como reacción a su comentario, la producción de este espacio ha decidido enviarle una camiseta de superhéroe con la “R” impresa… por supuesto que de Ramírez, no vaya a creer que es personalizada.

De veras que gracias. Un beso,
D.

Romina E. dijo...

Sepa ud. que en mí universo, la palabra es compromiso y una promesa, deuda. Así que estoy chochia esperando mi remera, con la R al frente, y si viene con el sr. Ramirez tb, mucho mejor...
Beso!

chalyvera@gmail.com dijo...

Incursionando en ciencia ficcion??


abrazos

Daniel Os dijo...

Me confirman de producción, Romina, que el Departamento de Indumentaria y Logística iniciará gestiones una vez finalizado el fin de semana largo… así es la gente que, en mi universo, tiene el "terrible mal" trabajar por vocación.

Besos,
D.

Daniel Os dijo...

Algunas pequeñeces se me han ocurrido para el género, Tauro. Este relato se lo voy a pasar a los amigos Jerry Siegel y Joe Shuster… tal vez ellos, con más oficio, lo logren desarrollar mejor que yo.

Un abrazo,
D.

Malena dijo...

Me pregunto: ¿Ramirez es el doctor que que tiene percepción extrasensorial? ¡Ahora lo comprendo!

Un médico que aún no entregó su alma al comercio, dejando la posibilidad del triunfo fácil para correr atendiendo emergencias es - y vos me lo confirmás - un ser de otro planeta.

Malena dijo...

Perdón.
Hay muchos que no se olvidan del juramento hipocrático y son humanos.
Brindo por ellos.
A su (y nuestra) salud.

Mercedes Pajarón dijo...

¿Qué puedo hacer para contactar con este ser excepcional? Me gustaría ofrecerle un puesto de trabajo en la seguridad social de mi tierra; necesitamos profesionales como él.

Un beso, SúperDaniel.

Liberatrice dijo...

Buen cuento Daniel!
Creo que si me cruzara a Super Ramirez, le pediría que me auscultara el pecho, para tener el diagnostico mas preciso :)
Desde el otro lado del charco, se le deja mis mas respetuosos saludos.
L

Daniel Os dijo...

Me dejás pensando, Malena, de dónde vendrá mi obsesión por los médicos sobrenaturales… ojalá se me siga manifestando en generar ficción y no esperanzas (toco madera sin patas).

Me sumo al brindis hipocrático, ¡Ginebra, mozo! ¡Una vuelta para todos!

A su salud,
D.

Daniel Os dijo...

No sé exactamente cómo dar con Súper Ramírez, Mercedes, creo que viene solito cuando a uno lo atan a las vías del tren. O busque en las cabinas telefónicas, si en alguna encuentra ropa abandonada, ya vendrá el doctor a recogerla.

Mientras tanto seguimos atendidos en hospitales públicos por héroes anónimos que curan sin descanso, instrumentos ni buena paga. Estoy súper orgulloso de ellos.

Un beso heroico,
D.

Daniel Os dijo...

Tenga cuidado, Liberatrice, hay mucho medicucho suelto poniéndose a auscultar pechos que no lo requerían…

Un beso grande,
D.

Liberatrice dijo...

Podría aprender a usar gafas luego de la advertencia, para distinguir entre un medicucho y un Super Ramirez.
Es una cuestión de profesionalidad.¿Vos que crees?
Al final, muchos de nosotros llevamos la vocación de curar algo.

Otro,
L

Daniel Os dijo...

Hay que andar por la vida sin actitud de desconfianza, Liberatrice pero sin ingenuidad. Si un profesional nos iba a curar, nos dedicará su vocación; si un profesional del embauque nos iba a defraudar, ojalá lo notemos a tiempo.

Mucha suerte y ojos bien abiertos,
D.

Vergónides de Coock dijo...

EXISTE ESA PERSONA Y VIVE EN RUSIA, FUTURA DOCTORA Y SE LLAMA NATASHA DEMKINA Y PUEDE VER DENTRO DE TU CUERPO. SUERTE.

Marcela dijo...

Quien sabe que súper poderes tendremos! Ahora voy a prestar atención a algunos deseos a los que no les he dado permiso para desatarse.
Más allá de eso, este hombre con su vida de médico me parece mucho más útil que un montón de esos súper héroes de los cómics (¡no le cuentes esto a Silvio Pratto!)
Lástima que no haya aceptado, eso sí, su deseo de despegarse de la tierra... Quien sabe que hubiera visto desde otra altura. Pero aún tiene tiempo, ¿no?
Me encantó este cuento.
Beso.

antonia obiol y corcoll dijo...

Médicos que sanan? dificil, y no porque sean malas gentes, en muchos casos lo que hace falta para que un enfermo pase a sano es más de lo que estos simples mortales disponen, sobre todo en la salud publica.
Diostor?

Besos
AOC

Daniel Os dijo...

Curioso personaje me hace conocer, Omán, que logra intersectar en el asombro a místicos y científicos… pobre niña, el tipo de gente que tuvo que conocer a tan corta edad.

Bienvenido por este espacio y muchas gracias por presentarme señoritas tan interesantes,
D.

Daniel Os dijo...

No me asustes, Marcela, que una mujer desatando deseos puede ser más peligroso que lo que un súper médico pueda curar.

En todo caso, superpoderes tenés, y son los de contar historias con tu forma habitada por la reflexión y las sensaciones. Hasta te has ganado el derecho que estás exigiendo acá, el mismo que tiene Girondo… el de ser irreductible en no dar el permiso de que no sepan volar.

Un beso grande,
D.

Daniel Os dijo...

Frustrante carrera la del médico sin instrumentos, Antonita… espero no necesitarlos en breve y, menos aún, fantasear con que tengan algún superpoder que nos salve.

Un beso esterilizado,
D.

Maga h dijo...

De esas capacidades que se mantuvieron ocultas, de esos deseos a los que no nos atrevimos, de esas ganas que comienzan a ser tan fuerte que se manifiestan aun cuando no queramos.
Sale hasta por los poros y si no se lo deja salir se seca y nos hace viejitos antes de tiempo.
Por casa? sintiendo el cuerpo que baila, y baila, y no importa como lo haga...

Marcelo dijo...

Ojalá le aparezca una Súper Ramireza que le descubra nuevos poderes. Yo por las dudas, saldré corriendo ahora mismo, no sea cosa que viva penando como un ganso de puro ignorante.

soylauraO dijo...

Qué bueno que este humilde doctor no se ha subido al caballo de la soberbia y decidió ejercer la medicina como un don para hacer el bien a todos,tal como, seguramente le ha enseñado su familia campesina, lejos de la codiciosa ciudad.
Eso de hacerse el superhombre no le va a quedar.
http://enfugayremolino.blogspot.com

Daniel Os dijo...

Es una danza incoherente, Magah, hipnótica y primitiva… se llama "vida". ¿Qué otro súper poder tenemos? No es poco.

Besos musicales,
D.

-•–•–•–•–•–•–•–•–•–•–

Cuidado con las Ramirezas, Marcelo… el viejo Luthor sabe más por viejo que por diablo y descubrió que el perfume de mujer ablanda más que la kryptonita.

Un abrazo,
D.

-•–•–•–•–•–•–•–•–•–•–

Entonces a no jugársela de súper nada, Laura, que con nuestra tarea bien hechita y salida del corazón quedamos como héroes.

Un beso,
D.

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